El conflicto, lejos de ser un simple resultado del azar, es utilizado estratégicamente por líderes y negociadores para presionar, desestabilizar y reconfigurar dinámicas de poder. Donald Trump, maestro en el uso de tensiones controladas, emplea esta táctica con precisión quirúrgica, generando narrativas que fortalecen su base política mientras somete a sus contrapartes a un juego de poder.
En su más reciente jugada, Trump utilizó la amenaza de aranceles contra México como una herramienta de negociación que, más allá de lo económico, está diseñada para encender su discurso sobre migración y seguridad. Esta amenaza, aunque basada en datos distorsionados, logró su objetivo: generar presión política y capturar la narrativa mediática.
La respuesta de Sheinbaum: del amago a la estrategia
La presidenta Claudia Sheinbaum enfrentó esta amenaza con una respuesta que transitó por varias etapas. Primero, envió una misiva diplomática, luego insinuó represalias económicas con aranceles espejo y, finalmente, dialogó directamente con Trump en una llamada cuyo contenido el expresidente estadounidense se encargó de capitalizar en su favor.
El resultado fue claro: Trump se apoderó de la narrativa, utilizando su conocida estrategia de posverdad, en la que las emociones y las creencias prevalecen sobre los hechos. En este caso, Trump tergiversó los acuerdos alcanzados para reforzar su imagen de negociador firme y protector de los intereses estadounidenses.
Migración y seguridad: los puntos de choque
La amenaza de aranceles se sustentó en dos temas críticos para la relación México-EE.UU.: la migración y la seguridad.
- Migración: un falso caos como justificación
Trump aseguró que la frontera sur estadounidense enfrenta un caos migratorio sin precedentes, una afirmación que no se sostiene frente a los datos. Durante el gobierno de Joe Biden, las deportaciones han aumentado, y México ha colaborado para contener las caravanas migrantes. Sin embargo, el discurso de Trump busca revivir un temor latente en su base electoral, convirtiendo la migración en un enemigo político. - Seguridad: el narcotráfico como bandera de intervención
El desbordamiento de la violencia en estados como Sinaloa, exacerbado por ajustes de cuentas entre grupos criminales, se ha convertido en una herramienta discursiva para Trump. Los “encuentros” entre el gobernador Rubén Rocha Moya y figuras relacionadas con el narcotráfico alimentan una narrativa que plantea la intervención directa de EE.UU. en México bajo el pretexto de combatir a los cárteles.
La implosión del Cártel de Sinaloa: un epicentro de tensión
La fragmentación del Cártel de Sinaloa, particularmente la pérdida de control de Ismael «El Mayo» Zambada, ha desatado una ola de violencia en la región. Este caos no solo compromete la seguridad local, sino que expone complicidades en los niveles más altos del gobierno estatal y federal.
En este contexto, Trump encuentra el pretexto perfecto para presionar a México y justificar acciones unilaterales, mientras Sheinbaum enfrenta un desafío crítico: demostrar que su administración puede tomar medidas contundentes contra el narcotráfico sin ceder a las amenazas extranjeras.
Sheinbaum y la encrucijada política: ¿sacrificar a Rocha Moya?
Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, simboliza las contradicciones y los fracasos de la estrategia de seguridad de la 4T. Las acusaciones de colusión con grupos criminales y la violencia desenfrenada en su estado lo convierten en un blanco fácil tanto para Trump como para la oposición interna en México.
Sheinbaum enfrenta una decisión estratégica: mantener el respaldo a Rocha Moya o distanciarse de él como un gesto de firmeza ante las críticas internas y externas. Sacrificar a Rocha Moya podría enviar un mensaje claro sobre su compromiso con la justicia, pero también implicaría riesgos políticos dentro de su propio partido.
El futuro de la relación México-EE.UU.: una danza tensa
La estrategia del conflicto de Trump seguirá marcando la relación bilateral, especialmente en los temas de seguridad y migración. Sheinbaum tiene la oportunidad de posicionarse como una líder capaz de enfrentar estos desafíos con decisiones firmes y estrategias claras.
El manejo de esta crisis no solo definirá su relación con EE.UU., sino también su capacidad para consolidar su autoridad dentro del contexto político mexicano.
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