“México está esencialmente dirigido por los cárteles”. Estas palabras de Donald Trump resonaron en un país donde la violencia y el crimen organizado han dejado cicatrices profundas. La frase no es nueva, pero cobra fuerza en un contexto donde la herencia del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, con su política de “abrazos, no balazos”, aún pesa en la seguridad nacional.
Trump y su equipo, liderado por Marco Rubio y JD Vance, han señalado que el gobierno mexicano perdió el control frente al narco, permitiendo que los cárteles extendieran su poderío. Rubio fue categórico: “AMLO entregó partes del territorio a los cárteles de la droga”.
Una realidad innegable: El crimen organizado domina gran parte del país
Durante el sexenio de López Obrador, el crimen organizado encontró terreno fértil para operar a sus anchas. La falta de acción permitió que los delincuentes no solo incrementaran su control territorial, sino que además normalizaran prácticas como el cobro de cuotas a pequeños comerciantes, transportistas e incluso en actividades cotidianas como remodelar viviendas o realizar ofrendas religiosas.
El exembajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, resumió la frustración al afirmar que “los abrazos, no balazos, no funcionaron” y que “el pueblo de México merece vivir sin miedo”.
Claudia Sheinbaum: Un nuevo enfoque para combatir la inseguridad
Con solo 100 días de gobierno, Claudia Sheinbaum enfrenta el desafío de reescribir la narrativa de seguridad en México. Las primeras señales apuntan a un cambio en la estrategia: mayor persecución de delincuentes, decomisos importantes y la intención de aplicar la ley de forma contundente.
Aunque los resultados aún están por verse, la presidenta parece dispuesta a romper con el legado de pasividad que marcó el gobierno anterior. Sin embargo, el reto es monumental, no solo por la profundidad del problema, sino por la presión externa que representa el regreso de Trump a la Casa Blanca.
Trump y la presión internacional: ¿Aliado o amenaza?
Donald Trump no solo critica la inacción pasada; su retórica también incluye propuestas alarmantes, como la posibilidad de intervención militar en territorio mexicano para combatir a los cárteles. Aunque estas ideas generan tensiones diplomáticas, también reflejan la desesperación ante una crisis que trasciende fronteras.
Para México, el desafío no es solo interno. La administración de Sheinbaum deberá encontrar un balance entre recuperar el control de la seguridad y manejar las presiones internacionales, especialmente en un contexto donde Estados Unidos es un socio económico crucial.
Reflexión final: México entre la espada y la pared
El camino para recuperar la paz en México es largo y lleno de obstáculos. Sin embargo, la primera obligación del Estado es garantizar la seguridad de sus ciudadanos. La actual administración tiene una oportunidad única para demostrar que es posible enfrentar al crimen organizado con estrategias efectivas y sin ceder ante amenazas externas.
Como país, es momento de reconocer los errores del pasado, corregir el rumbo y avanzar hacia un futuro donde vivir sin miedo sea una realidad y no solo un deseo.
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