Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, ha iniciado una serie de demandas judiciales que parecen tener menos que ver con ganar en los tribunales y más con enviar un mensaje de intimidación. Sus objetivos recientes incluyen al periódico Des Moines Register y la encuestadora Ann Seltzer, quienes publicaron información electoral que, según Trump, afectó negativamente su campaña en Iowa, aunque ganó el estado con holgura.
Este caso es solo el más reciente en una lista creciente de pleitos legales que Trump ha emprendido contra medios de comunicación y críticos. Su objetivo declarado es «defender su reputación», pero analistas creen que su verdadera intención es disuadir la cobertura crítica e independiente mediante juicios largos y costosos.
Un patrón de intimidación en los tribunales
El modus operandi de Trump no es nuevo. Como empresario, estuvo involucrado en más de 4,000 juicios, muchos de ellos relacionados con disputas contractuales en las que pequeños proveedores terminaban aceptando acuerdos desfavorables por no poder sostener los altos costos legales.
En su incursión en la política, Trump ha trasladado esta estrategia al ámbito de la libertad de prensa. Un ejemplo reciente es el acuerdo de 15 millones de dólares que la cadena ABC pagó tras una disputa sobre preguntas «difamatorias» formuladas durante una entrevista con el periodista George Stephanopoulos.
¿Libertad de expresión en riesgo?
Expertos en la Primera Enmienda, como Floyd Abrams, ven las demandas de Trump como intentos de castigo contra quienes osan cuestionarlo.
- “Es como si estuviera furioso por el simple hecho de que alguien sugiriera que podía perder”, señaló Abrams en referencia al caso del Des Moines Register.
- Estas acciones podrían tener un efecto de «enfriamiento» en la prensa, desincentivando investigaciones críticas por miedo a costosos juicios.
La estrategia detrás de las demandas
- Disuadir la crítica: Al enfrentar a medios y periodistas con procesos legales prolongados, Trump busca desgastar financieramente a sus adversarios. Incluso si pierde los casos, los gastos en abogados pueden ser disuasivos para futuras investigaciones.
- Reafirmar su narrativa: Trump utiliza estas demandas como una herramienta de propaganda para reforzar la percepción de que los medios están «en su contra» y manipulan la opinión pública.
- Venganza política: Además de los medios, Trump ha amenazado con demandar a críticos en la política y la academia, consolidando su imagen de intolerancia ante el disenso.
¿Un signo de autoritarismo?
Colby Hall, cofundador de Mediaite, lo resume claramente: “Es lo que hacen los autoritarios.” Estas tácticas no solo buscan proteger la imagen personal de Trump, sino también enviar un mensaje claro: “Si escribes mal de mí, te enfrentarás a demandas.”
Aunque estas acciones no involucran directamente al gobierno, sientan un precedente peligroso para el ejercicio de la libertad de prensa y expresión en Estados Unidos.
Conclusión:
Las recientes demandas de Donald Trump plantean serias preguntas sobre la relación entre poder político y libertad de prensa. Mientras la legalidad de sus argumentos sigue en debate, el impacto en la prensa crítica podría ser duradero. ¿Estamos presenciando una táctica de intimidación o una defensa legítima de la reputación? La respuesta podría definir el rumbo de la libertad de expresión en Estados Unidos.
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