En una medida proactiva para evitar la repetición de crisis energéticas devastadoras, la Legislatura de Texas finalizó la autorización de un fondo de $1.8 mil millones destinado a la creación y despliegue de microrredes eléctricas en instalaciones críticas por todo el estado. Este financiamiento, parte del «Texas Backup Power Package Program», fue aprobado en la recién concluida sesión legislativa de 2025 y representa un esfuerzo significativo para mejorar la resiliencia de la red eléctrica texana.
Lecciones del Pasado: Evitando un Nuevo «Uri»
La decisión está fuertemente influenciada por las catastróficas fallas de la red durante la tormenta invernal Uri en febrero de 2021, que dejó a millones de tejanos sin electricidad durante días, causó cientos de muertes y pérdidas económicas superiores a los $100 mil millones. Más recientemente, el huracán Beryl en 2024 también provocó apagones generalizados, subrayando la vulnerabilidad del sistema centralizado ante eventos climáticos extremos.
El programa tiene como objetivo principal proteger a los ciudadanos y servicios esenciales durante estas emergencias. Los fondos se destinarán a instalaciones que, de otro modo, no podrían costear sistemas de respaldo robustos, tales como:
* Hospitales y centros de salud
* Asilos y centros de vida asistida
* Plantas de tratamiento de agua potable y residual
* Estaciones de policía y bomberos
* Viviendas de bajos ingresos y otros refugios críticos
Tecnología Mixta para la Resiliencia
Las microrredes financiadas combinarán diversas tecnologías: generación de energía a pequeña escala a partir de gas natural o propano, sistemas de energía solar fotovoltaica y almacenamiento en baterías. La legislación exige esta mezcla, aunque no prescribe proporciones específicas, permitiendo flexibilidad para optimizar según las necesidades de cada instalación. Por ejemplo, algunas podrían priorizar la energía solar para reducir costos diarios, mientras otras maximizarían la generación a gas para cubrir apagones invernales prolongados.
Esta aproximación pragmática, que incluye renovables a pesar de la tradicional inclinación de Texas hacia los combustibles fósiles, refleja un reconocimiento de los beneficios de la diversificación energética para la resiliencia y la eficiencia. Una amplia coalición empresarial ha respaldado estas tecnologías, señalando que restringir las renovables «no es útil» para la industria y los consumidores.
«Ahora esos fondos presumiblemente comenzarán a fluir, y creo que eso nos coloca en el escalón superior de los estados en cuanto a política de microrredes.» – Doug Lewin, Presidente de Stoic Energy.
Un Contexto de Creciente Demanda Energética
La aprobación de este fondo es especialmente relevante dado el pronóstico del Consejo de Fiabilidad Eléctrica de Texas (ERCOT) de que la demanda máxima de electricidad podría más que duplicarse en los próximos cinco años, impulsada en gran medida por el auge de los centros de datos necesarios para la inteligencia artificial. Las microrredes, que pueden construirse e implementarse con relativa rapidez, ofrecen una solución modular para mejorar la confiabilidad local y gestionar estos picos de demanda sin depender exclusivamente de la lenta construcción de nuevas plantas a gran escala.
Aunque el programa de microrredes fue creado en 2023, no recibió financiación en ese momento, ya que el estado priorizó un fondo de $5 mil millones para grandes plantas de gas, el cual enfrentó dificultades. La actual asignación de $1.8 mil millones es parte de los $5 mil millones restantes del Texas Energy Fund.
Mientras tanto, el sector energético de Houston y Texas sigue activo en otros frentes. CenterPoint Energy, por ejemplo, ha estado trabajando para asegurar que su rastreador de apagones esté listo para la temporada de huracanes, tras las críticas recibidas durante el huracán Beryl. Por otro lado, la gigante BP ha anunciado un reenfoque estratégico hacia su negocio principal de petróleo y gas.
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