La reciente destitución del presidente surcoreano Yoon Suk-yeol ha marcado un punto de inflexión en la política del país. La decisión del Parlamento, que obtuvo 204 votos a favor frente a 85 en contra, ha puesto fin a 11 días de una crisis política sin precedentes tras la polémica declaración de la ley marcial.
Un estallido de júbilo en Seúl
La capital surcoreana, Seúl, se convirtió en el epicentro de las celebraciones. Según datos oficiales, más de 208,000 personas se reunieron frente a la Asamblea Nacional. Sin embargo, los organizadores estiman que la cifra alcanzó los dos millones, sumando a ciudadanos de otras regiones.
La atmósfera fue descrita como festiva y pacífica. Los manifestantes, muchos de ellos jóvenes y familias, portaban varitas luminosas al estilo de los conciertos de K-pop y corearon canciones emblemáticas como “Into the New World” del grupo Girls’ Generation, transformando las calles en una auténtica celebración de unidad nacional.
«Estoy contento porque hoy el pueblo ha ganado. Esto demuestra que nuestras voces sí cuentan», afirmó Kim Gon-tae, un abogado desempleado que se unió a las protestas desde el primer día.
La declaración de la ley marcial, el detonante
El 3 de diciembre, Yoon Suk-yeol tomó la polémica decisión de declarar la ley marcial, argumentando una amenaza a la democracia por parte de la oposición. Sin embargo, la medida fue ampliamente criticada y revocada en pocas horas debido a la presión política y social.
El discurso televisado de Yoon el pasado jueves, en el que defendió sus acciones como necesarias para «salvar la democracia», solo sirvió para profundizar el descontento incluso dentro de su propio partido, el conservador Partido del Poder Popular (PPP).
Consecuencias inmediatas
Tras la votación parlamentaria, Yoon ha sido despojado de sus funciones. El primer ministro Han Duck-soo asumirá de manera interina mientras el Tribunal Constitucional evalúa la constitucionalidad de la ley marcial en un plazo de 180 días.
Este fallo será decisivo, ya que el tribunal enfrenta un desafío importante: tres de sus nueve sillones están vacantes, lo que podría complicar un dictamen definitivo si no se nombran nuevos jueces en las próximas semanas.
Implicaciones políticas y sociales
La destitución de Yoon Suk-yeol no solo representa una victoria para las manifestaciones pacíficas en Corea del Sur, sino que también subraya la fragilidad de las alianzas políticas en el país. Al menos 12 legisladores del partido gobernante votaron a favor del impeachment, marcando una ruptura interna significativa.
Lee Jae-myung, líder del Partido Democrático y figura clave en las protestas, declaró: «Hoy es un día histórico. Hemos demostrado que el poder reside en el pueblo y no en el autoritarismo».
¿Qué sigue para Corea del Sur?
La destitución de un presidente es un evento poco común en Corea del Sur, y las próximas semanas serán cruciales para determinar la estabilidad política del país. La atención estará centrada en las decisiones del Tribunal Constitucional y en las posibles elecciones presidenciales anticipadas.
Mientras tanto, la población surcoreana continúa celebrando lo que consideran una victoria para la democracia. «Hoy hemos demostrado que juntos podemos cambiar el rumbo del país», comentó Park Soo-jin, una estudiante universitaria que participó en las manifestaciones.
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