La visita del secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, a Corea del Sur marca un nuevo capítulo en la relación estratégica entre Washington y Seúl. En un contexto global de creciente tensión militar y con Corea del Norte reactivando pruebas armamentísticas, este encuentro se posiciona como un gesto clave para reafirmar la cooperación militar entre ambos países. Durante su primera jornada, Hegseth recorrió la Zona Desmilitarizada (DMZ), uno de los puntos más sensibles del planeta y símbolo del conflicto histórico entre las dos Coreas.
Desde la llegada de Hegseth a territorio surcoreano, el mensaje ha sido claro: Estados Unidos mantiene su compromiso con la seguridad regional y la defensa mutua, en un momento en el que las alianzas estratégicas en Asia vuelven a estar bajo el foco mundial.
Visita a la Zona Desmilitarizada: un gesto simbólico de respaldo estratégico
El secretario de Defensa estadounidense inició su agenda oficial con una visita al Puesto de Observación Ouellette, ubicado justo en la línea de demarcación militar. Este sitio ha sido recorrido por presidentes como Donald Trump en 2019, y representa uno de los puntos más vigilados del mundo. Desde ahí, Hegseth pudo observar territorio norcoreano y saludar a las tropas estadounidenses desplegadas en la zona.
Su presencia busca enviar un mensaje doble: respaldo total a Corea del Sur y advertencia indirecta al régimen de Kim Jong-un, que ha incrementado el desarrollo de misiles balísticos en los últimos meses. Según medios locales, el viaje se concibió como una acción diplomática-militar para reafirmar que la alianza entre Washington y Seúl sigue firme pese a los cambios políticos internos en ambos países.
Reunión con el ministro de Defensa surcoreano
Tras su visita a la DMZ, Hegseth se reunió con Ahn Gyu-back, ministro de Defensa de Corea del Sur. Ambos funcionarios recibieron un informe militar conjunto y recorrieron Panmunjom, la histórica aldea donde se firmó el armisticio que puso fin a la Guerra de Corea en 1953.
Según el Ministerio de Defensa surcoreano, la visita «reafirmó la postura de defensa combinada» entre ambos países. Este concepto implica que, ante un ataque, Estados Unidos y Corea del Sur operarían bajo una estrategia militar conjunta. Ambos gobiernos han insistido en que su objetivo no es provocar a Corea del Norte, sino garantizar estabilidad en la región Indo-Pacífico.
Además, la agenda incluye conversaciones sobre cooperación tecnológica y defensa antimisiles, un tema que ha cobrado relevancia ante la modernización del arsenal norcoreano y el papel de China en el equilibrio armamentístico de la zona.
Contexto regional: por qué esta visita importa ahora
La visita de Hegseth ocurre en un escenario marcado por varios factores:
- Corea del Norte ha realizado múltiples lanzamientos de misiles en 2024 y amenaza con reactivar pruebas nucleares.
- China fortalece su presencia militar en el Mar de China Meridional.
- Japón, Corea del Sur y Estados Unidos han incrementado ejercicios conjuntos de defensa regional.
- Washington impulsa una estrategia de alianzas en Asia para contrarrestar a sus competidores estratégicos.
Este nuevo encuentro diplomático sirve no solo para reforzar la relación bilateral, sino para enviar un mensaje geopolítico más amplio: Estados Unidos no planea reducir su influencia militar en Asia, incluso en medio de debates internos sobre gasto militar y prioridades internacionales.
Lo que podría seguir: ejercicios conjuntos, acuerdos y presión sobre Corea del Norte
Fuentes de defensa de Corea del Sur anticipan que de esta visita podrían surgir nuevas estrategias de disuasión extendida, es decir, acuerdos que implican el uso de capacidades militares estadounidenses en defensa de aliados. También se espera el anuncio de nuevos ejercicios militares combinados, lo cual podría tensar nuevamente las relaciones con Pyongyang.
En los últimos años, Corea del Norte ha reaccionado con fuertes declaraciones cada vez que Estados Unidos refuerza su presencia en la península. El gobierno de Kim Jong-un considera estas acciones como «ensayos de invasión» y las usa para justificar sus ensayos balísticos. Por ello, cada movimiento militar en la región se interpreta también como una pieza de presión diplomática.
La visita de Pete Hegseth a Corea del Sur no es un simple acto protocolario: representa un paso significativo en la consolidación de la alianza militar entre Washington y Seúl, en un momento en que la seguridad regional asiática vuelve a ocupar el centro del tablero geopolítico. Mientras Estados Unidos busca reafirmar su liderazgo global, Corea del Sur refuerza su papel como socio clave frente a las amenazas provenientes del Norte. Lo que ocurra en los próximos meses definirá si esta coordinación se traduce en mayor estabilidad o en un nuevo ciclo de tensiones militares en Asia.


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