Era domingo por la mañana en Saná cuando la rutina de varias oficinas de la ONU se quebró. Rebeldes hutíes irrumpieron en las instalaciones, detuvieron a empleados y confiscaron bienes. En cuestión de horas, 11 trabajadores de Naciones Unidas habían sido secuestrados en Saná y Hudeida, dos de las ciudades más importantes bajo control hutí.
Hans Grundberg, enviado especial de la ONU para Yemen, no tardó en reaccionar:
“Condeno enérgicamente la nueva ola de detenciones arbitrarias de personal de la ONU. Exijo la liberación inmediata y sin condiciones de todos los empleados detenidos”.
¿Qué agencias fueron afectadas?
El golpe no fue menor. Entre los afectados se encuentra personal del Programa Mundial de Alimentos (PMA), que confirmó la detención de uno de sus miembros. Otras agencias como la OMS y UNICEF también reportaron desapariciones forzadas.
Para la comunidad humanitaria, el secuestro no solo es un ataque directo a Naciones Unidas, sino a millones de yemeníes cuya supervivencia depende de estos programas de asistencia.
Un patrón de detenciones alarmante
No es un hecho aislado. Desde 2022, al menos 17 empleados de la ONU y decenas de activistas locales han sido detenidos en Yemen sin órdenes judiciales. Algunos fueron incomunicados durante meses; otros, lamentablemente, nunca volvieron a aparecer.
En junio de 2024, un comunicado conjunto de varias agencias internacionales confirmó la muerte bajo custodia de dos trabajadores: uno de la ONU y otro de Save the Children. El nuevo episodio reaviva ese temor y amenaza con paralizar lo poco que aún quedaba operativo en el norte del país.
La crisis humanitaria más grave del planeta
El conflicto yemení, que comenzó en 2014 tras la toma de Saná por los hutíes, se ha convertido en una guerra prolongada con efectos devastadores.
- Más de 21 millones de personas dependen de ayuda humanitaria.
- Cerca de 17 millones enfrentan inseguridad alimentaria severa.
- El bloqueo de operaciones internacionales multiplica el riesgo de hambrunas.
La ONU advierte que cada detención de personal humanitario reduce la capacidad de asistir a comunidades que ya viven al borde del colapso.
Contexto político y geopolítico
El secuestro también tiene un trasfondo político. Tras el asesinato del primer ministro hutí Ahmed al-Rahawi en un bombardeo atribuido a Israel, el clima en Saná se tornó hostil hacia actores extranjeros, incluida Naciones Unidas.
Para analistas, los hutíes utilizan estas acciones como una forma de presión hacia la comunidad internacional y para consolidar su control territorial, en un escenario donde la influencia de Irán y el conflicto en Gaza repercuten directamente sobre Yemen.
Un llamado urgente a la comunidad internacional
Mientras los familiares de los secuestrados viven entre la incertidumbre y el miedo, Naciones Unidas exige respuestas inmediatas. Hans Grundberg insiste en que la seguridad del personal humanitario es esencial para mantener vivo el proceso de paz y garantizar ayuda a quienes más la necesitan.


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