En Dakota del Sur, Greg Moes gestiona una granja lechera que funciona 24/7 para garantizar un suministro constante de alimentos. Sin embargo, detrás de su éxito, yace una contradicción: aunque apoya las políticas de Donald Trump y Kristi Noem, su negocio depende de trabajadores migrantes, muchos en situación irregular.
“Probablemente la mitad de mi personal no nació en Estados Unidos”, confesó Moes en una entrevista con CNN. Este dato revela una verdad incómoda: la industria agrícola de su estado depende de la mano de obra migrante para sobrevivir.
El papel de los migrantes en la agricultura de EE. UU.
Moes explicó que su granja necesita personal durante todo el año, especialmente para operaciones intensivas como el ordeño de vacas. Para él y otros rancheros, prescindir de los migrantes significaría el colapso de su industria. “Si cerráramos, en dos días no habría comida en ningún lado”, advirtió.
La situación no es exclusiva de su negocio; miles de granjas en Estados Unidos enfrentan el mismo desafío. A pesar de la retórica política, la realidad económica exige una fuerza laboral migrante que, en muchos casos, no tiene un estatus legal.
Deportaciones masivas: una amenaza para la economía alimentaria
Ante la posibilidad de políticas más estrictas contra la migración irregular, Moes expresó escepticismo. «No se pueden deportar a todos sin causar una crisis alimentaria«, afirmó, destacando que la industria alimentaria depende de estos trabajadores para operar.
El impacto no se limitaría a las granjas. Según expertos, una política de deportación masiva podría desatar una crisis en el suministro de alimentos, elevando precios y generando escasez en supermercados.
¿Hipocresía o realismo?
La postura de Greg Moes refleja un dilema que muchos enfrentan en sectores agrícolas y de servicios en Estados Unidos. Por un lado, apoyan políticas anti-migratorias, pero por otro, su sustento depende de los mismos trabajadores que estas políticas buscan expulsar.
“Es un secreto a voces”, reconoció Moes, admitiendo que tanto la industria como los consumidores están atrapados en un sistema que depende de la fuerza laboral migrante.
El testimonio de Moes pone de relieve la complejidad de las políticas migratorias en Estados Unidos. Mientras algunos líderes defienden deportaciones masivas, la realidad en las granjas lecheras muestra una verdad ineludible: sin migrantes, el sistema alimentario colapsaría.
¡Únete a nuestro canal de Telegram! Las noticias más relevantes del día directamente en tu dispositivo móvil.
TE PODRÍA INTERESAR