En un contexto de tensiones internacionales crecientes, el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un han vuelto a estrechar manos, aunque esta vez, a distancia. Durante una llamada telefónica confirmada por el Kremlin, ambos mandatarios reafirmaron el acuerdo de cooperación militar firmado en 2024 y celebraron la participación de tropas norcoreanas en el frente ruso, justo antes de la cumbre Putin-Trump prevista para el 15 de agosto en Alaska.
Tropas norcoreanas en territorio ruso: un secreto a voces
Según información de Reuters y de inteligencia occidental, entre 14.000 y 15.000 soldados norcoreanos han sido desplegados en Rusia, principalmente en la región de Kursk. Inicialmente llegaron con equipamiento obsoleto, sin experiencia en drones y sufriendo duras bajas, pero su mera presencia marca un cambio significativo: la guerra en Ucrania ya no es solo un conflicto regional, sino un enfrentamiento con ramificaciones globales.
Putin elogió “el coraje, heroísmo y abnegación” de estos combatientes, mientras que Kim reafirmó que su país seguirá apoyando a Rusia “en todas las direcciones”, en línea con el tratado firmado en Pyongyang el 19 de julio de 2024.
El simbolismo de 1945 y la realidad de 2025
La conversación coincidió con el 80 aniversario de la liberación de Corea del dominio japonés, un hecho que Kim considera “compartido” gracias al papel del Ejército Rojo en 1945. Sin embargo, este guiño histórico no oculta la realidad: Moscú y Pyongyang están más alineados que nunca en una cooperación bélica activa.
La sombra de la cumbre de Alaska
La llamada llega en la antesala de una reunión que podría cambiar el rumbo de la guerra. El Kremlin presenta la cumbre Putin-Trump como una oportunidad para un alto el fuego, pero medios como The Washington Post y Financial Times advierten que podría implicar concesiones territoriales de Ucrania, algo que el presidente Volodímir Zelensky rechaza de forma categórica: “Ucrania no cederá ni un metro de su tierra”.
La Unión Europea, por su parte, ha advertido que no aceptará un acuerdo que margine a Kiev, temiendo que legitime la ocupación y envíe un mensaje peligroso a otros actores autoritarios.
Un bloque que desafía el orden internacional
Para Rusia, la alianza con Corea del Norte ofrece tropas, municiones y apoyo político; para Pyongyang, significa acceso a tecnología militar y respaldo en la arena internacional. Analistas advierten que este frente autoritario —que también incluye a Irán y la cooperación económica de China— busca erosionar las normas internacionales y cambiar fronteras por la fuerza.
Organizaciones como Human Rights Watch recuerdan que ambos gobiernos tienen historiales documentados de violaciones graves de derechos humanos, lo que añade una dimensión ética al debate sobre su creciente colaboración.
Un precedente en construcción
La cooperación militar entre Putin y Kim no es una anécdota aislada: es la construcción de un precedente que podría redefinir las reglas del juego global. A medida que se acerca la cumbre de Alaska, el mundo observa no solo si habrá un acuerdo, sino qué precio estará dispuesto a pagar Occidente para detener el conflicto.
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