Carta a Putin revela alianza de sangre entre Kim Jong-un y Rusia

La carta a Putin enviada por Kim Jong-un confirma la cooperación militar entre Corea del Norte y Rusia en la guerra de Ucrania y refuerza su alianza estratégica.

Carta a Putin revela alianza de sangre entre Kim Jong-un y Rusia
Carta a Putin revela alianza de sangre entre Kim Jong-un y Rusia

Carta a Putin fue el mensaje que volvió a sacudir el tablero geopolítico internacional a finales de año. No se trató de una felicitación protocolaria ni de un simple saludo de Año Nuevo. La misiva enviada por Kim Jong-un al presidente ruso Vladimir Putin dejó una frase que resonó con fuerza en cancillerías y organismos de inteligencia: ambos países compartieron “sangre, vida y muerte” en la guerra de Ucrania.

El mensaje, difundido por la agencia estatal norcoreana KCNA, expuso sin matices la profundidad de la relación entre Pyongyang y Moscú, una alianza que ya no se limita a intercambios diplomáticos o apoyo simbólico, sino que se consolida en el campo de batalla.

Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en 2022, Corea del Norte se ha convertido en uno de los aliados más firmes del Kremlin, proporcionando armamento, municiones y, más recientemente, tropas. La carta enviada por Kim Jong-un no solo confirma esa colaboración, sino que la eleva a un plano ideológico y estratégico de largo plazo.

Carta a Putin y el significado de “sangre compartida”

Cuando Kim Jong-un afirmó que Corea del Norte y Rusia compartieron “sangre”, no fue una metáfora. De acuerdo con informes de inteligencia surcoreanos y occidentales, Pyongyang desplegó miles de soldados en apoyo a la ofensiva rusa en territorio ucraniano. En abril, el propio régimen norcoreano confirmó oficialmente el envío de tropas y reconoció bajas en combate.

Uno de los episodios más sensibles ocurrió en la región rusa de Kursk, donde ingenieros militares norcoreanos participaron en tareas de desminado. Según declaraciones del propio Kim Jong-un, al menos nueve soldados murieron durante una misión de 120 días, un dato que refuerza el carácter real y tangible del compromiso militar.

La carta a Putin, en este contexto, funciona como una ratificación política de un pacto sellado con sangre, un mensaje dirigido tanto a Moscú como a Occidente.

El apoyo militar norcoreano a Rusia en Ucrania

Más allá del despliegue de soldados, Corea del Norte ha suministrado a Rusia proyectiles de artillería, misiles balísticos y sistemas de cohetes de largo alcance. Analistas internacionales coinciden en que estos envíos han permitido a Moscú sostener su ofensiva en momentos críticos del conflicto.

A cambio, Rusia ha proporcionado a Pyongyang asistencia financiera, tecnología militar avanzada, alimentos y energía, un intercambio que fortalece al régimen norcoreano frente a las sanciones internacionales.

Un día antes de que se hiciera pública la carta a Putin, Kim Jong-un ordenó intensificar la producción de misiles y ampliar la infraestructura industrial armamentística. Durante una visita a fábricas de munición, el dictador subrayó que la industria militar es “de importancia primordial” para reforzar la disuasión bélica del país.

Putin responde y refuerza el tratado de defensa mutua

La carta de Kim Jong-un no fue un gesto unilateral. Vladimir Putin también envió un mensaje al líder norcoreano, en el que elogió la “heroica entrada” de soldados del Ejército Popular de Corea en las operaciones militares rusas y destacó la labor de los ingenieros norcoreanos en Kursk.

Putin recordó además el tratado de asociación estratégica integral firmado durante su visita a Pyongyang en junio del año pasado. Dicho acuerdo incluye una cláusula de defensa mutua que obliga a ambos países a brindarse asistencia militar inmediata en caso de agresión armada.

Este tratado marca un punto de inflexión en las relaciones entre Rusia y Corea del Norte, transformando una alianza histórica en un pacto militar plenamente operativo.

Una carta que redefine el equilibrio global

La carta a Putin enviada por Kim Jong-un no es solo un documento diplomático. Es una señal clara de que el eje Moscú–Pyongyang se consolida como un bloque desafiante frente a Estados Unidos, Corea del Sur y sus aliados.

En un mundo marcado por conflictos prolongados y tensiones geopolíticas crecientes, este intercambio epistolar confirma que la guerra en Ucrania ha dejado de ser un conflicto regional para convertirse en un escenario donde se redefinen alianzas, se prueban armas y se escriben nuevas reglas del poder global.

Al cierre de este año, la carta a Putin queda como un testimonio histórico de una alianza que, según sus protagonistas, ya fue sellada con sangre y promete extenderse mucho más allá del campo de batalla ucraniano.

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