La noche del jueves, Moscú confirmó lo que durante semanas era un rumor: Vladímir Putin destituyó a Dmitri Kózak, uno de sus asesores más cercanos y con mayor trayectoria en el Kremlin. La noticia sacude al círculo de poder ruso, no solo por la jerarquía del cargo, sino porque Kózak se convirtió en el primer alto funcionario en disentir abiertamente con la invasión de Ucrania.
El decreto oficial, publicado en el portal legal del Estado ruso, anunciaba de manera escueta la decisión:
“Liberar a Dmitri Kózak del cargo de subjefe de la Administración del presidente”.
Sin embargo, detrás de esas palabras se esconde una historia de tensiones, advertencias ignoradas y propuestas de paz nunca escuchadas.
El hombre que intentó convencer a Putin
Nacido en Ucrania y formado en Derecho en Leningrado, Dmitri Kózak se unió al círculo de Putin en 1999, cuando este asumió como primer ministro. Desde entonces fue su estratega electoral, viceprimer ministro entre 2008 y 2020, y uno de los hombres de confianza del Kremlin.
Según reveló The New York Times, Kózak intentó en varias ocasiones convencer a Putin de detener la guerra en Ucrania. Incluso presentó un plan de tregua en 2022 y buscó argumentos en sus interlocutores occidentales para persuadir al presidente ruso. Sus esfuerzos, sin embargo, lo convirtieron en blanco de los propagandistas, que lo acusaron de traición.
Una voz disidente dentro del Kremlin
La renuncia de Kózak, confirmada por el portavoz Dmitri Peskov como “voluntaria”, refleja las fisuras internas en el poder ruso. En un país donde criticar la “operación militar especial” implica persecución, su salida es una señal de que incluso en las más altas esferas hay voces que desean el fin de los combates.
Encuestas recientes muestran que la mayoría de los rusos prefieren el cese del conflicto, aunque persiste un fuerte apoyo a la anexión de territorios ucranianos. Esta dualidad social refleja la compleja posición de Rusia ante una guerra que ya supera tres años de duración.
¿Qué sigue para Kózak?
De acuerdo con el diario Védomosti, el exfuncionario de 66 años podría asumir el cargo de representante plenipotenciario en el distrito federal noroccidental, un movimiento que algunos analistas interpretan como una “reubicación discreta” para apartarlo del centro de poder sin escándalo.
La trayectoria de Kózak, marcada por la lealtad a Putin, hace que su salida tenga un simbolismo mayor: la voz de un aliado histórico que decidió decir basta.
Un quiebre con impacto internacional
La destitución de Kózak no es solo una anécdota política. Es un recordatorio de que la guerra en Ucrania no es unánime ni dentro de Rusia. El hecho de que un hombre con tal cercanía a Putin haya pedido el cese de los combates revela la magnitud del desgaste interno que enfrenta el Kremlin.
Mientras el conflicto continúa, la salida de Kózak abre interrogantes sobre quiénes serán los próximos en disentir y hasta dónde llegará la capacidad de Putin para contener la disidencia en su propio círculo.
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