El pasado domingo, las calles de Berlín y otras ciudades alemanas fueron testigos de una de las manifestaciones más grandes de los últimos años. Alrededor de 160.000 personas se congregaron en la capital alemana para expresar su repudio a la reciente colaboración entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
La indignación ciudadana se desató tras una votación en el Bundestag, donde la CDU, liderada por Friedrich Merz, aprobó junto con la AfD una política migratoria más restrictiva. Para muchos, esta acción rompe con el «cortafuegos» histórico que los partidos tradicionales habían mantenido contra la extrema derecha.
la reacción de los manifestantes: “no se juega con los nazis”
Entre las consignas más repetidas durante las protestas se encontró una frase contundente: «No se juega con los nazis«. Los manifestantes acusaron a Merz de legitimar a la AfD y poner en peligro la democracia alemana.
Un manifestante, visiblemente indignado, declaró ante los medios: “Merz intentó jugar con fuego y espero que reciba su merecido en las elecciones. No podemos permitir que la extrema derecha avance sin resistencia”.
merz y su defensa: «no colaboramos con la afd»
Pese a las críticas, Friedrich Merz insistió en que su partido no ha colaborado con la AfD. En sus declaraciones, afirmó: «Una decisión correcta no se convierte en incorrecta solo porque las personas equivocadas estén de acuerdo».
Sin embargo, esta justificación no convenció a muchos, y hasta la ex canciller Angela Merkel intervino en el debate. Merkel, quien lideró la CDU por más de 15 años, advirtió que «es un error permitir, con los ojos abiertos, por primera vez una mayoría con votos de la AfD en una votación del Bundestag».
el contexto político: alemania en vilo ante las elecciones
Este conflicto se produce a pocas semanas de las elecciones parlamentarias en Alemania, tras la caída de la coalición de gobierno liderada por el socialdemócrata Olaf Scholz. Las encuestas sitúan a la CDU en primer lugar con un 30% de apoyo, mientras que la AfD, con un 20%, se posiciona como la segunda fuerza política del país.
El temor de muchos alemanes es que esta alianza encubierta entre la CDU y la AfD allane el camino para que la extrema derecha gane aún más poder en el Bundestag, poniendo en peligro los valores democráticos del país.
conclusión: una lucha por la democracia
Las manifestaciones de este fin de semana reflejan un claro mensaje: una gran parte de la población alemana rechaza cualquier colaboración con la extrema derecha y teme un giro autoritario en la política nacional. El desenlace de las elecciones de febrero podría definir el futuro político del país y determinar si el «cortafuegos» contra la ultraderecha sigue en pie.
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