Era un domingo soleado en Roma, y miles de fieles esperaban en la Plaza de San Pedro para escuchar el Ángelus. Desde la ventana del palacio apostólico, el Papa León XIV se dirigió a la multitud con un mensaje que resonó más allá de los muros vaticanos:
“No hay futuro basado en la violencia, el exilio forzado ni la venganza”.
El pontífice se refirió directamente a la Franja de Gaza, escenario de destrucción tras casi dos años de guerra. Su llamado no fue solo espiritual: fue una denuncia contra la lógica de la violencia y la indiferencia mundial.
Solidaridad con Gaza y crítica a la guerra
El Papa recordó que la Iglesia está unida con “los hermanos y hermanas que sufren en esta tierra martirizada”. Su tono fue firme, advirtiendo que quienes realmente aman la paz “trabajan por ella con hechos, no con discursos”.
Sus palabras llegan mientras Israel intensifica operaciones militares en Gaza y varios gobiernos mantienen bloqueadas iniciativas de alto el fuego. León XIV insistió en la necesidad de una solución diplomática negociada, el respeto al derecho internacional humanitario y la liberación de los rehenes.
Justicia social y crítica a los gobernantes
El mismo domingo, durante una misa en la parroquia de Santa Anta, León XIV profundizó en otro tema central: la relación entre riqueza, poder y violencia.
“La Iglesia reza para que los gobernantes de las naciones sean libres de la tentación de utilizar la riqueza contra el hombre, transformándola en armas destructivas”, dijo el pontífice, criticando el desvío de recursos hacia la guerra en lugar de destinarlos al bien común.
Con dureza moral, estableció una distinción clara:
“Quien sirve a Dios transforma la riqueza en justicia; quien sirve a la riqueza la convierte en instrumento de opresión”.
El Jubileo de la Justicia: un marco para la paz
Las declaraciones del Papa forman parte de su participación en el Jubileo de la Justicia, celebrado en el Vaticano. En esa ocasión, citó a San Agustín para recordar que “donde no hay justicia, no puede haber Estado”.
El Vaticano, con esta línea, busca posicionarse no solo como un actor espiritual, sino como una voz moral en la arena internacional. Sus mensajes reflejan una visión clara: los conflictos no se resuelven con armas, sino con justicia y respeto a la dignidad humana.
Un mensaje con resonancia internacional
El llamado de León XIV se suma a la larga tradición de los papas que interceden en favor de la paz en Medio Oriente, desde Juan Pablo II hasta Francisco. Sin embargo, sus palabras sobre Gaza tienen un eco particular en un mundo donde la violencia parece perpetuarse y el exilio se convierte en norma.
Su discurso invita a la reflexión: ¿qué futuro puede construirse sobre los escombros del odio? La respuesta del pontífice es clara: ninguno. La única salida es la diplomacia, el respeto a los derechos humanos y el compromiso auténtico de las naciones.


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