En una jornada marcada por los símbolos y la memoria, el papa León XIV afirmó que “ningún pueblo puede ser obligado al exilio forzoso”. El mensaje lo pronunció en el Vaticano, durante un emotivo encuentro con el Chagos Refugees Group, una delegación de refugiados del archipiélago de Chagos expulsados por Reino Unido hace más de medio siglo.
Con voz firme, el pontífice destacó que todos los pueblos, “incluso los más pequeños y los más débiles”, deben ser respetados en su identidad, en su tierra y en sus derechos. Sus palabras llegan en un contexto histórico: el reciente acuerdo firmado en 2024 entre Reino Unido y Mauricio para devolver la soberanía sobre el archipiélago.
El retorno de Chagos: una herida que empieza a sanar
El papa celebró el tratado como “un paso significativo para el regreso a casa” de quienes llevan décadas exiliados. Reconoció especialmente la perseverancia del pueblo chagosiano, en particular de las mujeres, que han liderado la lucha pacífica por recuperar sus islas.
La historia de los refugiados de Chagos es la de un pueblo arrancado de su tierra y condenado a vivir en la pobreza y la exclusión. Para León XIV, su retorno representa no solo una reparación histórica, sino un símbolo de justicia en la escena internacional.
Diplomacia de la esperanza: un legado compartido
El pontífice estadounidense retomó la idea de su predecesor Francisco sobre la “diplomacia de la esperanza”. Según él, la auténtica prosperidad no se mide en riqueza material ni en consumo tecnológico, sino en el “desarrollo humano integral”, donde la persona crece en lo físico, lo social, lo moral y lo espiritual.
En un mensaje dirigido a legisladores católicos, instó a que el poder esté “controlado por la conciencia” y que las leyes sirvan siempre a la dignidad humana. La verdadera misión de los gobernantes, sostuvo, es construir puentes y rechazar la mentalidad de que nada puede cambiar.
El drama de Nicaragua en el corazón del Vaticano
El papa León XIV también se reunió con Carlos Enrique Herrera, presidente de los obispos de Nicaragua, desterrado por el régimen de Daniel Ortega. Su expulsión, junto a la de otros prelados como Rolando Álvarez, refleja la dura persecución religiosa que vive el país.
Aunque León XIV aún no ha fijado una postura oficial sobre Nicaragua, el encuentro muestra que el drama nicaragüense está en el centro de su agenda. Para un pontífice que fue misionero en esas tierras, la situación de la Iglesia bajo el régimen Ortega-Murillo es más que política: es personal.
Una Iglesia que mira al futuro
El papa concluyó su discurso invitando a los pueblos exiliados a mirar hacia el futuro con esperanza, perdón y unidad. Reconoció que las décadas de destierro han causado sufrimiento, pero confió en que el retorno a sus tierras pueda ser una oportunidad de sanación.
León XIV, en apenas unos meses de pontificado, está configurando un mensaje claro: la defensa de los pueblos pequeños, la reconciliación y la apuesta por una diplomacia fundada en la dignidad humana.
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