Las sanciones de la ONU contra Irán volverán a aplicarse este sábado tras el fracaso de las negociaciones con Reino Unido, Francia y Alemania, países que conforman el grupo E3, quienes activaron a finales de agosto el mecanismo “snapback”, que permite restituir en 30 días medidas que habían sido levantadas en 2015 bajo el acuerdo nuclear.
El Consejo de Seguridad de la ONU avaló la decisión luego de que Rusia y China fracasaran en su intento de aplazar la fecha límite. Entre las sanciones destacan el embargo de armas y restricciones económicas.
Irán rechaza la decisión
El presidente iraní, Masud Pezeshkian, calificó de “inaceptable” la propuesta de Estados Unidos y Francia de suspender temporalmente las sanciones a cambio de renunciar a su uranio enriquecido. En protesta, Teherán llamó a consultas a sus embajadores en Francia, Alemania y Reino Unido.
“Irán nunca ha intentado ni intentará fabricar una bomba atómica. No queremos armas nucleares”, afirmó Pezeshkian desde Nueva York.
El papel del OIEA
El E3 exige que Irán permita el regreso de los inspectores del OIEA a las instalaciones nucleares de Natanz, Fordo e Isfahán, además de garantías sobre sus reservas de uranio enriquecido. Actualmente, la República Islámica dispone de unos 450 kilos de uranio enriquecido al 60%, cantidad suficiente para fabricar entre 8 y 10 bombas nucleares si se eleva al 90%.
Sin embargo, Teherán asegura que su programa tiene fines civiles y pacíficos. Rusia y China, por su parte, consideran el restablecimiento de sanciones como “nulo y sin efecto”.
Analistas internacionales advierten que la decisión podría profundizar la división en el Consejo de Seguridad, ya que Moscú y Pekín podrían ignorar la aplicación de las sanciones.
La disputa llega en un contexto marcado por la guerra en Medio Oriente y las tensiones entre Occidente y Rusia, lo que aumenta el riesgo de una nueva escalada diplomática y económica en torno a Irán.


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