Israel e Irán han cruzado el punto de no retorno. Una ofensiva aérea israelí sin precedentes sobre Teherán ha sido respondida con un diluvio de misiles balísticos iraníes. La guerra abierta en Oriente Medio ya es una realidad. Aquí están los hechos.
La guerra en la sombra ha terminado. Lo que durante décadas fue un conflicto librado a través de intermediarios, ciberataques y operaciones encubiertas, ha estallado en una confrontación militar directa y sin precedentes entre Israel e Irán. En las últimas horas, los cielos de Oriente Medio se han convertido en el escenario de una escalada bélica que amenaza con redibujar el mapa geopolítico de la región y cuyas consecuencias ya se sienten en las calles de Teherán y Tel Aviv.
La Chispa: La “Operación León Creciente” de Israel
Bajo el nombre en clave «Operación León Creciente», las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desataron una de las campañas aéreas más ambiciosas de su historia. Según informes militares, más de 200 aviones de combate, incluyendo cazas F-35 y F-15, participaron en una serie de ataques coordinados que golpearon más de 100 objetivos estratégicos en todo el territorio iraní.
Los ataques no fueron indiscriminados. Los objetivos incluían instalaciones nucleares críticas como el centro de enriquecimiento de uranio en Natanz y el reactor de Arak, bases de misiles balísticos, centros de mando de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) y las residencias de altos mandos militares. El portavoz militar israelí, el General de Brigada Effie Defrin, llegó a afirmar que Israel había logrado una «superioridad aérea total sobre los cielos de Teherán», una declaración que subraya la audacia y la escala de la ofensiva.
La magnitud de la operación indica un cambio fundamental en la doctrina de seguridad israelí. Ya no se trata de una simple acción de disuasión o una represalia limitada; es una campaña militar diseñada con objetivos claros: decapitar el liderazgo militar iraní y desmantelar su capacidad nuclear y de misiles. La elección del nombre «León Creciente» sugiere una operación expansiva y multifase, no un evento aislado, marcando el paso de una guerra encubierta a una confrontación abierta y declarada. Este movimiento implica un cálculo estratégico por parte del liderazgo israelí: el riesgo de un Irán con capacidad nuclear a corto plazo ha sido considerado superior al riesgo de una guerra regional total.
La Respuesta de Irán: Lluvia de Misiles “Fattah-1”
La respuesta de Teherán no se hizo esperar y fue igualmente contundente. La Guardia Revolucionaria Islámica lanzó múltiples oleadas de ataques, con un arsenal que supera los 370 proyectiles, entre drones de ataque y misiles balísticos, dirigidos hacia centros urbanos y bases militares en Israel.
En una demostración de su capacidad tecnológica más avanzada, Irán afirmó haber utilizado misiles hipersónicos «Fattah-1», diseñados para evadir los sofisticados sistemas de defensa antimisiles. Aunque el sistema de defensa multicapa de Israel, compuesto por la Cúpula de Hierro, la Honda de David y el sistema Arrow, logró interceptar un alto porcentaje de los proyectiles, algunos lograron penetrar el escudo defensivo. Se reportaron impactos directos en ciudades como Tel Aviv y Rishon Lezion, causando víctimas y daños en edificios residenciales y vehículos.
“No mostraremos piedad”, Ayatolá Jamenei, Líder Supremo de Irán.
El uso de misiles hipersónicos es una declaración estratégica. Irán no solo busca infligir daño, sino también enviar un mensaje psicológico: su capacidad de ataque puede superar las defensas más avanzadas del mundo. Para un país cuya doctrina militar se basa en su arsenal de misiles como contrapeso a su obsoleta fuerza aérea, cada impacto en suelo israelí es una victoria propagandística que demuestra que la defensa de su adversario no es «hermética».
El Costo Humano: Primeras Cifras de una Tragedia
En medio de la niebla de la guerra, las cifras de víctimas reflejan la brutalidad del conflicto y la guerra de información que lo acompaña. Un grupo de derechos humanos con sede en Washington ha reportado cifras alarmantes, situando el número de muertos en Irán por encima de 585, con más de 1,326 heridos. Estas cifras contrastan con los datos oficiales previos del gobierno iraní, que hablaban de 224 fallecidos, una discrepancia que sugiere un posible intento de controlar la narrativa interna y minimizar la efectividad de los ataques israelíes.
En Israel, las autoridades han confirmado al menos 24 personas fallecidas y más de 500 heridas como resultado de los impactos de misiles iraníes. La guerra ha dejado de ser un enfrentamiento en fronteras lejanas para convertirse en una realidad urbana que golpea los centros de poder y las áreas residenciales de ambas naciones, aumentando la presión sobre sus respectivos gobiernos.


TE PODRÍA INTERESAR