El eco de las consignas resuena en Tel Aviv y Jerusalén. Miles de israelíes salieron este domingo a las calles, en un paro nacional convocado por familias de rehenes, para exigir el fin de la guerra en Gaza y la liberación de sus seres queridos. Sin embargo, el primer ministro Benjamin Netanyahu respondió con firmeza:
“Poner fin a la guerra fortalecería a Hamas y pondría en riesgo a Israel”.
Un pueblo dividido entre la paz y la seguridad
Desde la masacre del 7 de octubre de 2023, Israel vive bajo la sombra de Hamas. El ataque dejó cicatrices profundas, y los secuestrados siguen siendo una herida abierta. Actualmente se estima que 20 rehenes continúan con vida y otros 30 habrían muerto en cautiverio.
Mientras tanto, las familias de los secuestrados marchan cada semana, clamando por un alto el fuego que permita su regreso.
“Queremos a nuestros hijos de vuelta, no más promesas vacías”, gritaban en una de las plazas centrales de Tel Aviv.
La postura de Netanyahu: sin derrota de Hamas no habrá tregua
En una reunión de gabinete, Netanyahu advirtió que detener la ofensiva sin la derrota total de Hamas sería “garantizar que los horrores del 7 de octubre vuelvan a ocurrir”.
El primer ministro defendió la reciente ocupación de la ciudad de Gaza y de la zona costera de Mawasi, donde más de un millón de palestinos han sido desplazados. Según Netanyahu, solo así se asegura que el grupo islamista no pueda reorganizarse.
Un pulso interno y externo
Las protestas no solo tensan la política interna. También generan debate internacional. Egipto y Catar intentan reactivar conversaciones con Hamas para un alto el fuego, mientras Estados Unidos mantiene su apoyo estratégico a Israel, aunque con llamados a proteger a la población civil.
En paralelo, la Policía israelí reportó al menos 38 detenidos en las movilizaciones del domingo, reflejo del choque entre el deseo de paz de parte de la ciudadanía y la estrategia militar del Gobierno.
Las familias de rehenes: la voz que no calla
El Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos, principal impulsor de la huelga, acusa al Ejecutivo de priorizar la guerra sobre la vida de sus seres queridos. A ellos se han sumado sindicatos y comerciantes, aunque la adhesión aún es parcial.
En contraste, el presidente Isaac Herzog buscó tender puentes: “Podemos tener desacuerdos, pero todo Israel quiere que nuestros hermanos y hermanas regresen a casa”.
Hamas y las negociaciones en El Cairo
Mientras tanto, una delegación de Hamas viajó a El Cairo para reunirse con mediadores. Es el primer movimiento diplomático desde julio, cuando se rompieron las conversaciones en Catar por acusaciones mutuas de incumplimiento.
La pregunta central es si habrá condiciones mínimas para avanzar hacia un acuerdo de tregua que incluya la liberación de rehenes. Pero la brecha sigue siendo enorme: Israel exige mantener control de seguridad en Gaza, mientras Hamas reclama una retirada total.
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