La Casa Rosada amaneció con movimientos decisivos. Javier Milei, fiel a su estilo de liderazgo concentrado y disruptivo, oficializó una reestructuración del Gabinete que redistribuye áreas clave entre Manuel Adorni y Patricia Bullrich. La medida, publicada en el Boletín Oficial, responde al DNU 793/25 y marca el inicio de una etapa de centralización administrativa bajo la bandera de la eficiencia y el control.
El objetivo de fondo es claro: ajustar la estructura estatal a la lógica libertaria que Milei prometió desde su campaña. En esta nueva arquitectura política, Adorni y Bullrich emergen como los grandes beneficiados, mientras Diego Santilli asume un papel más diplomático y acotado.
Adorni, el vocero que amplía su influencia
El vocero presidencial Manuel Adorni pasó de ser portavoz del mensaje libertario a uno de los hombres más poderosos del Gobierno. El nuevo DNU traspasa la Secretaría de Comunicación y Medios a la Jefatura de Gabinete, que ahora encabeza el propio Adorni. Esto implica el control directo de los medios públicos, la Agencia de Publicidad del Estado y el sistema de comunicación oficial.
Junto a su mano derecha, Javier Lanari, Adorni busca simplificar estructuras y consolidar una narrativa coherente para el Gobierno. Su gestión refleja el estilo comunicacional de Milei: mensajes directos, redes sociales activas y una estrategia mediática de alta exposición.
Además, la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes pasa también a depender de la Jefatura, otorgándole a Adorni mayor peso político en sectores sensibles, especialmente el turístico, área de interés para Karina Milei, hermana del presidente.
Bullrich amplía su control con Seguridad, Migraciones y RENAPER
El Ministerio de Seguridad Nacional, dirigido por Patricia Bullrich, se convierte en otro eje de poder dentro del Gobierno. Por decreto, Milei transfirió a esta cartera dos organismos clave: la Dirección Nacional de Migraciones y el Registro Nacional de las Personas (RENAPER).
Estas áreas, antes bajo el Ministerio del Interior, le dan a Bullrich un control directo sobre los flujos migratorios, la identificación ciudadana y la seguridad fronteriza. La medida también fortalece la posición de Alejandra Monteoliva, secretaria de Seguridad, quien podría asumir mayor protagonismo en diciembre.
Santilli, el negociador político del Mileísmo
En contraste, Diego Santilli recibe una versión más reducida del Ministerio del Interior, centrada en el diálogo con gobernadores, intendentes y legisladores. Su rol es estratégico: actuar como puente entre el poder central y las provincias para asegurar apoyo a las reformas estructurales que Milei prepara en materia tributaria, laboral y penal.
Fuentes cercanas al oficialismo aseguran que este rediseño responde a una “prueba de confianza” por parte de Karina Milei, quien supervisa de cerca la lealtad política dentro del círculo presidencial.
Un Gabinete más pequeño, pero más concentrado
Con la salida de varias secretarías, la Presidencia de la Nación mantiene solo cuatro dependencias directas:
- Secretaría General, a cargo de Karina Milei.
- Legal y Técnica, dirigida por María Ibarzábal.
- Inteligencia del Estado (SIDE), liderada por Sergio Neiffert.
- Cultura, encabezada por Leonardo Cifelli.
El mensaje detrás de esta reestructuración es inequívoco: menos burocracia, más control y una cadena de mando alineada con la visión presidencial. Milei busca imprimirle velocidad a la gestión y asegurar que cada decisión estratégica pase por su círculo más cercano.
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