La manifestación de la derecha que se celebró este sábado en La Haya, Holanda, se tornó violenta y caótica cuando grupos de agitadores se enfrentaron con la policía y vandalizaron la oficina del partido centrista D66, a pocas semanas de las elecciones generales del país.
Los enfrentamientos llevaron a que las fuerzas policiales emplearan gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a los manifestantes, que lanzaron objetos y llegaron incluso a incendiar una patrulla policial. Afortunadamente, no se han reportado heridos graves hasta el momento.
Declaraciones de líderes políticos
El líder del partido D66, Rob Jetten, condenó los ataques y escribió en la red social X:
“Escoria. Mantengan sus manos alejadas de los partidos políticos. Nunca permitiremos que alborotadores extremistas se apoderen de nuestro país”.
Por su parte, Geert Wilders, legislador anti-Islam y líder de la extrema derecha, también criticó la violencia. Aunque su partido provocó tensiones políticas tras retirarse de la coalición gobernante, Wilders condenó los ataques a la policía y bloqueos de carreteras, calificando a los alborotadores de “idiotas” y “escoria”.
Contexto político y social
Las elecciones generales de Holanda están programadas para el 29 de octubre de 2025, convocadas después de que la coalición gobernante colapsara por desacuerdos sobre políticas migratorias. La manifestación de este sábado reflejó la creciente tensión social y política en el país, especialmente en torno a las políticas de asilo y control migratorio.
Centenares de manifestantes, muchos vestidos de negro y portando banderas, exigieron medidas más estrictas para la migración, lo que derivó en enfrentamientos con las autoridades y ataques a oficinas políticas. Incluso un grupo reducido intentó acercarse al Parlamento holandés, que permanece cercado debido a una renovación de años.
Impacto y repercusiones
Los disturbios en La Haya subrayan el riesgo de violencia política en periodos electorales y el desafío que enfrentan las autoridades para mantener la seguridad. Analistas políticos en Europa señalan que estos eventos podrían influir en la percepción pública sobre la estabilidad del país y las medidas de control migratorio propuestas por los partidos de derecha.
Las autoridades holandesas han incrementado la presencia policial y reforzado los protocolos de seguridad, especialmente cerca de oficinas políticas y vías principales, para prevenir incidentes similares antes del día de las elecciones.
La situación en Holanda muestra cómo la polarización política y las tensiones sociales pueden escalar rápidamente en contextos electorales. La combinación de extremismo político, demandas sociales y proximidad de elecciones genera un ambiente complejo que exige vigilancia constante y medidas preventivas efectivas.
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