Emmanuel Macron inició su presidencia como un outsider que prometía unir a Francia. Con un enfoque moderado y la intención de superar la división entre izquierda y derecha, se presentó como el puente que reconciliaría a todas las fuerzas políticas y sociales. Sin embargo, el 2024 ha expuesto las grietas de su mandato, con derrotas electorales, crisis gubernamentales y una creciente impopularidad que amenaza con hundirlo políticamente.
Un año marcado por el fracaso electoral
El 2024 comenzó con un golpe devastador para Macron: perdió las elecciones europeas frente a Marine Le Pen, líder de la ultraderecha. Ante este panorama, Macron optó por una jugada arriesgada: convocar elecciones anticipadas.
En un movimiento de ajedrez político, sacrificó más de 200 candidaturas para enfocar la contienda entre tres bloques principales: la extrema derecha de Le Pen, la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon, y su propio partido. Aunque logró mantener a su movimiento como primer bloque minoritario, la izquierda emergió como la gran vencedora, dejando a Macron políticamente debilitado y con un país dividido en tercios.
Un primer ministro polémico y la moción de censura
Para intentar recuperar el control, Macron nombró a Michel Barnier como primer ministro, un conservador conocido por su rol en las negociaciones del Brexit. Sin embargo, este movimiento alienó aún más a la izquierda y a parte de su propio partido.
Barnier utilizó el artículo 49.3 de la Constitución francesa para aprobar los presupuestos de la seguridad social sin la votación del Parlamento. Esta decisión desencadenó una moción de censura respaldada por la izquierda y la extrema derecha, convirtiéndose en el tercer primer ministro en caer bajo el mandato de Macron en menos de un año.
El aislamiento político de Macron
El final de 2024 pinta oscuro para el presidente francés. Sin aliados claros en el Parlamento, sin gobierno funcional y enfrentando un grave problema presupuestal, Macron parece más aislado que nunca. Su negativa a dimitir y su resistencia a ceder ante las demandas de la izquierda o la derecha solo profundizan su crisis.
Por otro lado, Marine Le Pen aprovecha la situación para posicionarse de cara a las elecciones de 2027, mientras que Mélenchon y la izquierda presionan para obtener más concesiones.
El peso de la sociedad francesa: De los Juegos Olímpicos a la resaca política
El verano trajo una breve pausa en la crisis política con la celebración de los Juegos Olímpicos en París, un evento que unió temporalmente al país. Pero la fiesta terminó, y Francia enfrenta ahora la resaca de decisiones impopulares y una presidencia que tambalea.
¿Qué sigue para Macron?
Macron tiene dos caminos:
- Ceder al control de las fuerzas parlamentarias: Nombrar un primer ministro que pueda tender puentes entre izquierda y derecha.
- Aferrarse al poder: Continuar con un enfoque centralista, aunque eso implique mayor desgaste político y social.
Ambos escenarios tienen riesgos significativos. Por un lado, ceder demasiado podría facilitar el avance de Le Pen. Por otro, su negativa a dialogar profundizará el descontento social y político.
¿Sobrevivirá Macron a su propia estrategia?
El 2024 ha sido un año de desgaste extremo para Macron. De ser un líder con proyección internacional, ha pasado a ser un presidente aislado y cada vez más impopular. Con desafíos presupuestales, una oposición parlamentaria feroz y una sociedad cansada, su capacidad de maniobra parece limitarse día a día.
La gran pregunta no es si Macron podrá resistir hasta 2027, sino cómo evitará que sus decisiones aceleren su propio hundimiento político y el de su partido.
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