El martes pasado, Río de Janeiro vivió la operación policial más letal de su historia. Según las autoridades, la acción contra el grupo criminal Comando Vermelho dejó un saldo de más de 100 muertos, desatando consternación en Brasil y el mundo.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva se declaró “horrorizado” ante el número de víctimas fatales, según el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski. La cifra, inusitada incluso para los estándares de seguridad en Río, refleja la escalada de violencia y la complejidad del combate al narcotráfico en las favelas de la ciudad.
“El presidente quedó horrorizado con el número de víctimas fatales”, afirmó Lewandowski en conferencia de prensa.
Contexto de la operación y el Comando Vermelho
El Comando Vermelho es uno de los grupos criminales más antiguos y violentos de Brasil, con presencia en diversas favelas de Río. La megaoperación buscaba desmantelar sus rutas de tráfico de drogas y detener a sus líderes, pero terminó en un baño de sangre que ha generado críticas internacionales.
Expertos en seguridad señalan que este tipo de operaciones, aunque buscan combatir el crimen organizado, pueden incrementar la violencia y afectar a la población civil. La coordinación entre policía y fuerzas federales es clave, pero las estrategias actuales han sido cuestionadas por su alto costo humano.
Reacciones del gobierno y la comunidad internacional
El gobierno de Lula ha condenado la violencia y prometido investigar cada acción policial. Se anunció que se abrirán auditorías internas para determinar posibles excesos y responsables.
Organismos internacionales y ONGs de derechos humanos han expresado su preocupación, solicitando transparencia y respeto a los derechos fundamentales, y llamando a implementar métodos de combate al narcotráfico que no pongan en riesgo vidas inocentes.
“Necesitamos soluciones que prioricen la vida y la seguridad de los ciudadanos, no solo la contención del crimen”, declaró un vocero del Ministerio de Justicia.
Impacto social y político
La redada ha reactivado el debate sobre la militarización de la policía en Brasil, el papel de las fuerzas federales y la necesidad de políticas públicas efectivas para frenar el narcotráfico sin violencia extrema.
Analistas políticos coinciden en que Lula enfrenta un desafío doble: mantener la seguridad en Río y evitar críticas por violaciones a derechos humanos, en un contexto donde la opinión pública exige resultados pero también justicia.


TE PODRÍA INTERESAR