A sus 79 años, Luiz Inácio Lula da Silva no se rinde. En un emotivo discurso, el presidente de Brasil anunció su intención de competir por un cuarto mandato presidencial en 2026, con una condición clara: “si mi salud lo permite”. Lo dijo con la misma firmeza que lo ha caracterizado desde sus años sindicales en São Bernardo do Campo.
Y mientras el líder del Partido de los Trabajadores mira hacia el futuro, también lanza una mirada crítica al presente. Lula no escatima en palabras al referirse a ciertos sectores de la oposición, especialmente a Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente Jair Bolsonaro, a quien calificó de “enemigo de Brasil”. ¿La razón? Haber pedido sanciones arancelarias contra productos brasileños en EE.UU.
Choque con EE.UU. y defensa de la soberanía
Para Lula, la postura de la oposición no es solo antipatriótica, sino servil: “Estamos viviendo una excrecencia política. Gente envuelta en la bandera brasileña que hoy se arrodilla ante la bandera de EE.UU.”, dijo.
Desde su regreso al poder en 2023, Lula ha buscado reequilibrar las relaciones internacionales, evitando depender exclusivamente de Washington y abogando por una moneda alternativa al dólar para el comercio global.
En su visión, el crecimiento de Brasil no puede estar subordinado a los intereses de potencias extranjeras. Reivindica el “orgullo nacional” y la recuperación de los símbolos patrios, en alusión al uso del verdeamarela por parte del bolsonarismo durante años.
Brasil, ¿rumbo a una nueva hegemonía latinoamericana?
Más allá del debate interno, Lula ha impulsado una diplomacia activa con países del Sur Global, desde la Unión Africana hasta los BRICS. Su propuesta de crear una nueva arquitectura financiera internacional lo ha colocado como una voz influyente en foros multilaterales.
Sin embargo, el reto de 2026 no será menor. Tendrá que enfrentarse nuevamente a la derecha radical que, aunque golpeada por la inhabilitación política de Bolsonaro, sigue movilizada. La elección del próximo presidente no solo definirá el rumbo económico, sino el lugar que Brasil ocupará en el mapa geopolítico.
¿Qué puede esperar el pueblo brasileño?
Para muchos ciudadanos, Lula sigue siendo símbolo de justicia social y crecimiento económico. Para otros, representa el pasado. Pero en cada pueblo del nordeste o esquina industrial de São Paulo, la pregunta comienza a resonar:
¿Volverá Lula a conquistar las urnas por cuarta vez?
Faltan más de 400 días para saberlo, pero la batalla ya comenzó.


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