Las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) superaron los USD 43.000 millones por primera vez desde enero de 2023, tras el ingreso de USD 2.000 millones por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI). Este hito se da en el marco de un contexto económico condicionado por la fragilidad de las cuentas externas, las metas del acuerdo vigente con el organismo internacional y la estrategia económica del gobierno de Javier Milei.

El desembolso del FMI y el salto en las reservas

El reciente desembolso del FMI fue consecuencia de la aprobación de la primera revisión del acuerdo de facilidades extendidas con Argentina. A pesar de que el Gobierno no alcanzó la meta de acumulación de reservas pactada para junio, el organismo multilateral aceptó un plan correctivo y flexibilizó las exigencias.

Con esta inyección de fondos, las reservas internacionales del BCRA aumentaron en USD 1.993 millones, alcanzando los USD 43.023 millones, el nivel más alto desde el 13 de enero de 2023. En lo que va del mandato de Milei, los activos internacionales aumentaron 102,8%, partiendo de USD 21.208 millones el 7 de diciembre de 2023.

Cambios clave en el acuerdo con el FMI

El FMI decidió recortar la exigencia de acumulación de reservas netas para fin de año, permitiendo un déficit de hasta USD 2.600 millones, en lugar del saldo positivo de USD 2.400 millones inicialmente pactado. También resolvió que las revisiones del programa pasen a ser semestrales, reduciendo así la presión política y técnica sobre el Gobierno.

Según el análisis de Max Capital, la modificación más relevante es una reducción de USD 5.000 millones en la meta de reservas para 2025, aunque el objetivo de largo plazo del programa se mantiene sin cambios. Además, se reconocieron medidas recientes del Tesoro para reforzar reservas, como la emisión del Bonte 30 y compras en bloque de dólares, principalmente provenientes de deuda corporativa.

Un rol más activo del Banco Central

El FMI también sugirió que el BCRA adopte un rol más activo en la acumulación de reservas, posiblemente mediante un esquema previsible de intervención en el mercado cambiario. Hasta el momento, las autoridades no han confirmado esta posibilidad. Además, se ajustaron otras metas del programa, como el target de activos internos netos (NDA), en función del nuevo panorama de reservas.

El contexto financiero continúa siendo complejo. Durante julio, el dólar mayorista subió un 14%, generando efectos inmediatos en los mercados y preocupación por un eventual traslado a precios. No obstante, desde el BCRA destacan que el nuevo valor del dólar mejora la competitividad externa.

Tipo de cambio y desequilibrio externo

El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) se ubicó en 98 puntos, el nivel más alto desde abril de 2024 y muy cercano al umbral de equilibrio teórico de 100 puntos. Este indicador refleja la relación del tipo de cambio con los principales socios comerciales y es clave para corregir desequilibrios en el comercio exterior.

A pesar del aumento en reservas brutas, el BCRA calculó un déficit de cuenta corriente cambiaria de USD 2.647 millones en el primer semestre. Desde el organismo entienden que un tipo de cambio más competitivo podría ayudar a reducir este desequilibrio, estabilizar la economía y asegurar un flujo sostenible de divisas.

Reperfilamiento de deuda para alivio fiscal

En paralelo, el Ministerio de Economía activó un canje de deuda por hasta $5,4 billones con el Banco Central. Esta operación busca aliviar vencimientos de corto plazo y fortalecer el perfil financiero del Tesoro. La medida fue oficializada a través de la Resolución Conjunta 548/2025 de las secretarías de Finanzas y Hacienda, publicada recientemente en el Boletín Oficial.

Este canje forma parte de una estrategia más amplia para aliviar la carga fiscal, mejorar la capacidad de pago del Estado y evitar tensiones en los mercados financieros, en un año clave para consolidar la estabilidad económica del país.

El ingreso de fondos del FMI y el incremento de las reservas internacionales del BCRA representan un avance significativo para la política económica del Gobierno argentino. Sin embargo, el panorama sigue siendo desafiante: se necesita mantener la disciplina fiscal, mejorar el perfil externo y lograr una mayor previsibilidad cambiaria. El nuevo acuerdo con el FMI, con metas más flexibles, ofrece un margen de maniobra, pero también exige resultados concretos para sostener la confianza de los mercados y del organismo internacional.