Indonesia atraviesa una crisis social luego de que el anuncio de un incremento del 33 % en los salarios de los diputados encendiera la indignación ciudadana. El ajuste llevaría los ingresos de los legisladores a cerca de 14 mil dólares mensuales, una cifra muy superior a lo que perciben millones de trabajadores.
Desde el lunes, miles de personas se volcaron a las calles de Yakarta y otras ciudades para rechazar la medida, lo que derivó en disturbios, enfrentamientos y actos de vandalismo. Las protestas, inicialmente pacíficas, se intensificaron tras la muerte de un joven repartidor atropellado por un vehículo policial.
El presidente Prabowo Subianto instruyó a las fuerzas de seguridad a responder con firmeza, lo que provocó un ambiente de mayor tensión en todo el país.
Arrestos, violencia y suspensión de marchas
La Policía de Yakarta informó que en una semana fueron detenidas 1,240 personas, aunque se estima que la cifra es más alta en todo el territorio. Entre los arrestados hay individuos que viajaron desde otras ciudades para participar en los disturbios.
Los daños materiales por saqueos, incendios y ataques a viviendas de funcionarios ascienden a 3.6 millones de dólares. En Makassar, tres personas murieron tras la quema de un edificio gubernamental.
En medio de la violencia, agrupaciones civiles como la Alianza de Mujeres de Indonesia suspendieron las marchas previstas para evitar nuevas víctimas. Paralelamente, el gobierno anunció la cancelación de privilegios para los legisladores, incluyendo dietas y viajes internacionales.
La crisis llevó al presidente a cancelar un viaje oficial a China, evidenciando la gravedad de la situación interna que mantiene a Indonesia bajo alerta.
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