Las elecciones en Honduras arrancaron este domingo bajo un ambiente de tensión, miedo y un ingrediente inesperado que incendió aún más el panorama: la intervención directa del presidente estadounidense Donald Trump. Desde Tegucigalpa hasta las comunidades rurales más aisladas, el país amaneció entre rumores, advertencias, acusaciones cruzadas y la sensación de que una tormenta política estaba por venir.
Todo comenzó a cobra forma cuando, en vísperas de la votación, Trump lanzó una amenaza: si el candidato derechista Nasry “Tito” Asfura pierde, Estados Unidos dejará de destinar recursos a Honduras. Para un país cuya economía depende profundamente de las remesas y la cooperación internacional, el mensaje fue una bomba política.
Elecciones en Honduras bajo presión internacional
Para muchos hondureños, esta es una historia que ya se ha contado antes: elecciones polarizadas, acusaciones de fraude, injerencia externa y un ambiente de desconfianza. Sin embargo, esta vez las palabras de Trump elevaron la tensión a niveles inéditos.
En un mercado de Tegucigalpa, Esmeralda Rodríguez, vendedora de frutas, lo resumió con claridad:
«Yo voto por quien a mí me place. No vivo de los políticos ni de lo que diga Trump.»
Aun así, el impacto del mensaje fue profundo. La elecciones en Honduras ya eran reñidas, con una carrera cerrada entre Asfura, la izquierdista Rixi Moncada y el presentador devenido político Salvador Nasralla. Pero la intervención estadounidense dio un giro inesperado, especialmente cuando Trump acusó a Moncada de “comunista” y calificó a Nasralla como “casi comunista”.
El tablero político se sacudió aún más cuando Trump anunció su intención de indultar al expresidente Juan Orlando Hernández, condenado por narcotráfico en Estados Unidos. Ese movimiento generó indignación en amplios sectores del país y cambió la intención de voto de muchos ciudadanos.
El fantasma del fraude y el miedo a un nuevo conflicto
La historia electoral hondureña está marcada por episodios dolorosos: golpes de Estado, elecciones cuestionadas y conflictos poselectorales que han dejado muertos y heridos. Esta jornada no es la excepción.
La candidata Moncada ya advirtió que no reconocerá los resultados preliminares del Consejo Nacional Electoral y solo aceptará el conteo completo de las 20 mil actas. Esa postura alimentó el temor de que el país pueda entrar nuevamente en una batalla por la legitimidad.
Los observadores de la OEA y la Unión Europea desplegaron equipos para intentar blindar la credibilidad del proceso, pero la sombra de la sospecha es larga.
A la mitad de la jornada, analistas coincidían en que las elecciones en Honduras estaban configurándose como un choque inevitable entre fuerzas históricamente enfrentadas.
De la pobreza a la violencia: lo que está en juego
Mientras los candidatos se atacaban entre sí, la población hondureña enfrentaba sus problemas de siempre:
- 60% de pobreza
- Violencia pandillera y narcotráfico
- Migración masiva hacia Estados Unidos
- Corrupción arraigada
En barrios marcados por la inseguridad, votantes como Julio Sevilla cambiaron su postura tras el indulto anunciado por Trump:
«Iba a votar por Asfura, pero ya no. No queremos narcotraficantes.»
La amenaza estadounidense, las heridas del pasado y el cansancio por la crisis económica se combinaron para crear una elección impredecible.
Un país en una encrucijada profunda
Las elecciones en Honduras terminan en un escenario donde cada voto pesa y cada declaración internacional deja una marca profunda en el ánimo colectivo. La combinación de presiones externas, acusaciones de fraude y heridas históricas ha creado un clima donde la incertidumbre domina, pero también ha revelado el cansancio de un pueblo que exige cambios reales. Aunque el resultado final tardará días en definirse, lo que está claro es que el rumbo del país dependerá no solo de quién gane, sino de la capacidad de la clase política para evitar otro conflicto poselectoral y construir un futuro más justo, más seguro y menos vulnerable a la injerencia extranjera. Honduras llegó a una encrucijada… y a partir de estas elecciones en Honduras, ya nada será igual.
