EEUU incauta buque y con ello abre un nuevo capítulo en la confrontación silenciosa que se libra en el Caribe. No se trata solo de un petrolero interceptado en aguas cercanas a Venezuela, sino de una operación que revela hasta qué punto Washington está dispuesto a tensar las reglas del comercio marítimo internacional para golpear el corazón financiero del régimen de Nicolás Maduro.
El petrolero Centuries, abordado por la Guardia Costera estadounidense, fue señalado por la Casa Blanca como parte de la llamada “flota en la sombra venezolana”, un entramado de embarcaciones que, según Washington, trafican con crudo robado para sostener a un gobierno al que califica de narcoterrorista. La portavoz adjunta de la Casa Blanca, Anna Kelly, fue tajante: el buque operaba bajo falsa bandera y transportaba petróleo de PDVSA, la estatal venezolana sancionada.
EEUU incauta buque y defiende la legalidad del operativo
El gobierno estadounidense no tardó en justificar la intervención. Frente a las críticas de medios internacionales como The New York Times y The Washington Post, que cuestionaron la base legal del abordaje, la Casa Blanca defendió que la acción se realizó bajo el “derecho de visita”, una figura del derecho marítimo internacional que permite inspeccionar embarcaciones sospechosas de actividades ilícitas.
Este punto es clave para entender por qué EEUU incauta buque sin una orden judicial previa, a diferencia de otros casos. Aunque el Centuries navegaba bajo bandera panameña y no figuraba directamente en listas de sanciones, las autoridades estadounidenses argumentan que existían indicios suficientes para intervenir, dadas las rutas, la carga y el historial operativo de la nave.
La flota en la sombra: el eje del petróleo sancionado
El caso del Centuries pone el foco en una estructura mucho más amplia. La flota que transporta crudo venezolano sancionado está compuesta, según analistas, por cerca de mil buques antiguos, muchos de ellos también utilizados para mover petróleo de Rusia e Irán, países igualmente sometidos a sanciones internacionales.
De acuerdo con TankerTrackers.com, decenas de estas embarcaciones permanecen en aguas venezolanas o cercanas, operando en la clandestinidad, cambiando de bandera, apagando sistemas de rastreo y utilizando intermediarios para evadir controles. Es en este contexto donde EEUU incauta buque como parte de una estrategia más amplia de disuasión.
La reacción de Caracas y la escalada diplomática
El régimen de Nicolás Maduro reaccionó con dureza. Caracas calificó el operativo como un acto de “piratería”, denunció el “secuestro” del buque y habló incluso de desaparición forzada de la tripulación. Además, anunció que llevará el caso ante el Consejo de Seguridad de la ONU y otros organismos internacionales.
Sin embargo, Washington sostiene que estas medidas son necesarias para frenar el flujo de ingresos que mantiene a flote al régimen venezolano. No es un secreto que el petróleo representa más del 90% de las divisas del país, lo que convierte cada incautación en un golpe directo a la estabilidad económica del gobierno de Maduro.
Impacto económico y presión sobre el comercio petrolero
Desde que EEUU incauta buque y refuerza su presencia naval en el Caribe, el comercio petrolero venezolano se ha visto alterado. Una docena de buques ha quedado varada sin atracar, mientras operadores portuarios reportan ausencias por temor a nuevas acciones estadounidenses.
Esta presión obliga a Venezuela a vender su crudo con descuentos agresivos, principalmente a compradores como China, y a recurrir a reservas internacionales para sostener su economía. El mensaje de Washington es claro: cada barril que salga de Venezuela bajo sanciones será vigilado.
Precedentes y lo que viene
Aunque la incautación de buques en aguas internacionales no es habitual, existen antecedentes. En 2020, Estados Unidos confiscó cuatro petroleros con crudo iraní tras obtener autorización judicial. En el caso del Skipper, abordado días antes, una orden permitió la incautación de 1,85 millones de barriles de petróleo.
Todo indica que esta estrategia continuará. Funcionarios estadounidenses han dejado claro que EEUU incauta buque no como un hecho aislado, sino como parte de una política sostenida para cortar las rutas de financiamiento del régimen de Maduro.
EEUU incauta buque y redefine las reglas del juego en el Caribe. Más allá del petróleo, la operación simboliza una advertencia: el mar ya no es un refugio seguro para el comercio clandestino del crudo venezolano.
