A menos de una semana de haber asumido la presidencia de Estados Unidos por segunda vez, Donald Trump ya ha mostrado su estrategia de presión contra sus socios y vecinos. Ha amenazado con imponer aranceles a México, Canadá, Europa y China si no aceptan sus términos en materia de política migratoria. Sin embargo, el primer país en enfrentar su ira no fue ninguno de estos gigantes comerciales, sino Colombia, que estuvo a punto de ser el primer objetivo de la ofensiva trumpista.
Lo que comenzó como un domingo tranquilo se convirtió en una de las crisis diplomáticas más tensas de los últimos años para Colombia. La decisión de Trump de acelerar las deportaciones masivas de migrantes encendió la reacción de Gustavo Petro, presidente colombiano, quien, en un acto de indignación y fervor nacionalista, rechazó la llegada de los aviones con deportados.
Su postura desató una respuesta inmediata de Trump, quien amenazó con represalias económicas y políticas, dejando en claro que su gobierno no tolerará oposición alguna en su agenda migratoria.
El detonante: la deportación masiva y la respuesta de Petro
El problema comenzó cuando Estados Unidos implementó vuelos de repatriación de migrantes en aviones militares, con personas esposadas de manos y pies. Estas imágenes llegaron a la atención de Petro a través de su embajador en México, Fernando García.
Indignado por el trato a los migrantes colombianos, Petro ordenó bloquear la llegada de estos aviones a su país, asegurando que Colombia no es una colonia de Estados Unidos. En una serie de mensajes en redes sociales, evocó figuras históricas como Salvador Allende y Simón Bolívar, afirmando que su gobierno no se doblegaría ante las imposiciones de Washington.
Trump responde con amenazas económicas y migratorias
El discurso de Petro no pasó desapercibido. En cuestión de horas, Trump interrumpió su domingo de golf para responder con su ya conocida estrategia de presión:
- Imposición de aranceles del 25% a productos colombianos.
- Cancelación de visas a funcionarios del gobierno de Petro.
- Deportación inmediata de colombianos en situación irregular en EE.UU..
Estas medidas podrían haber desencadenado un golpe económico devastador para Colombia, cuya economía depende en gran medida del comercio con Estados Unidos.
Sin embargo, la crisis no pasó a mayores gracias a un movimiento estratégico de la diplomacia colombiana, que intervino para reducir la tensión y encontrar una salida negociada.
La diplomacia evita una guerra comercial, pero las deportaciones continúan
A lo largo del domingo, los equipos diplomáticos de ambos países trabajaron intensamente para contener la crisis. Colombia aceptó finalmente recibir los vuelos de deportación, y Trump decidió no activar de inmediato sus sanciones económicas.
Sin embargo, esto no significa que haya una victoria para Colombia. El mensaje de Trump es claro: su política migratoria es innegociable y América Latina deberá adaptarse a sus condiciones.
México y Sheinbaum: una advertencia sobre lo que está por venir
Si bien este conflicto ocurrió con Colombia, es un claro anticipo de lo que enfrentará México en los próximos meses. A partir del 1 de febrero, Trump aplicará un aumento en los aranceles a las importaciones mexicanas, una medida que busca presionar a la administración de Claudia Sheinbaum para aceptar una política migratoria aún más estricta.
A diferencia de Petro, Sheinbaum tendrá que manejar esta crisis con una relación comercial mucho más compleja y profunda con EE.UU.. México es el principal socio comercial de Washington, y cualquier conflicto en esta relación podría afectar gravemente la economía nacional.
Para evitar el impacto de las políticas de Trump, el gobierno mexicano deberá emplear toda su capacidad diplomática, asegurando un equilibrio entre la soberanía nacional y la necesidad de mantener estabilidad económica y comercial.
Conclusión: la nueva era Trump y el reto para América Latina
El enfrentamiento entre Trump y Petro es un claro ejemplo de las asimetrías de poder en el continente. Mientras que el mandatario colombiano intentó desafiar la autoridad estadounidense, al final su gobierno tuvo que ceder a la presión de Washington.
Este episodio también demuestra la importancia de la diplomacia en tiempos de crisis y el peligro de utilizar las redes sociales como plataforma para conflictos internacionales.
En los próximos meses, México, América Latina y el mundo deberán estar preparados para un Estados Unidos más agresivo en sus políticas comerciales y migratorias. Lo ocurrido con Colombia es solo el primer capítulo de una larga serie de tensiones internacionales que marcarán el gobierno de Trump.
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