Este lunes 20 de enero, Donald Trump juró como el 47º presidente de los Estados Unidos, logrando un retorno al poder que sacudió tanto la política nacional como internacional. La toma de posesión fue un evento histórico no solo por la magnitud de su regreso, sino también por las implicaciones que este cambio traerá a los migrantes, la economía y la política exterior.
Con una mano sobre una biblia heredada de su madre, Trump se comprometió ante la nación a «proteger la Constitución» bajo la icónica cúpula del Capitolio, lugar cargado de simbolismo por su vínculo con la historia reciente de los EE. UU. Su regreso al poder estuvo marcado por la tensión de su primera administración y la incertidumbre sobre las políticas que implementará.
Un acto de investidura fuera de lo común
A diferencia de las tradicionales investiduras celebradas en las escalinatas exteriores del Capitolio, Trump optó por realizar la ceremonia en el interior del edificio debido al intenso frío invernal que azotaba Washington, siguiendo el precedente de Ronald Reagan en 1985. La presencia de altos funcionarios, legisladores y jueces, así como la asistencia de sus familiares y amigos, consolidó la jornada como un evento solemne y cargado de simbolismo.
El acto también estuvo marcado por la presencia de su predecesor, Joe Biden, quien, de forma cordial, le dio la bienvenida a la Casa Blanca con un breve encuentro entre los dos, sus esposas y sus equipos de trabajo.
Desafíos inmediatos: El regreso y las promesas de deportaciones
Uno de los aspectos más polémicos de la investidura de Trump fue su enfoque hacia los migrantes. A lo largo de su campaña, Trump reiteró sus promesas de implementar una «gran operación de deportación», que incluiría medidas extremas contra los migrantes indocumentados. En su primer discurso, dejó claro que su administración planea una ofensiva contra la inmigración ilegal, lo que ha generado un ambiente de incertidumbre y temor en comunidades migrantes.
Además, la amenaza de nuevas políticas migratorias ha sido recibida con resistencia por organizaciones de derechos humanos, que ya alertan sobre posibles violaciones a los derechos fundamentales de los migrantes. Estos movimientos, sumados a la agenda conservadora que busca eliminar la protección de los migrantes en situaciones irregulares, son el foco de atención de la sociedad estadounidense y el mundo.
Impacto en la economía: El peso mexicano se aprecia
A pesar de la incertidumbre política, el mercado reaccionó positivamente ante el inicio del mandato de Trump. La moneda mexicana se apreció en su primer día de investidura, cotizando a 20.56 pesos por dólar, un aumento del 1.05% debido a la noticia de que Trump no impondrá aranceles en su primer día en el poder. Esta decisión generó un alivio momentáneo tanto en los mercados como en las relaciones comerciales de EE. UU. con México, Canadá y la Unión Europea, aunque las políticas comerciales del nuevo presidente seguirán siendo un tema de debate constante.
La jornada de investidura: Un día de celebraciones
Tras el discurso, Trump se dirigió al Capital One Arena, donde sus seguidores se habían congregado desde la madrugada para celebrar su regreso a la presidencia. La jornada culminó con una serie de celebraciones que incluyeron bailes y eventos festivos, reflejando la polarización que aún persiste en el país tras las elecciones.
Un futuro incierto para EE. UU.
El retorno de Trump a la Casa Blanca ha generado gran expectación tanto en EE. UU. como en el resto del mundo. Mientras los migrantes se enfrentan a un panorama de deportaciones masivas, la economía y las relaciones internacionales también se verán afectadas por sus políticas. Habrá que esperar cómo se desarrollan los próximos días y cómo sus decisiones afectarán a las políticas internas y externas de EE. UU.
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