Una jornada de protestas históricas

Este domingo, decenas de miles de personas salieron a las calles de Filipinas para manifestarse contra la corrupción en instituciones públicas, en lo que se ha convertido en la jornada de protestas más masiva desde la llegada al poder del presidente Ferdinand Marcos Jr., en julio pasado.

En Manila, la capital del país, cerca de 50 mil ciudadanos se unieron a la convocatoria organizada por grupos universitarios y activistas, según cifras difundidas por las autoridades y recogidas por el diario The Philippine Star.

Enfrentamientos y detenidos durante la protesta

Aunque la mayoría de las movilizaciones se desarrollaron de manera pacífica, en la zona de la calle Mendiola, en el centro de Manila, se produjeron enfrentamientos entre un grupo de jóvenes y agentes de la policía.

La vocera policial Hazel Asilo informó que 39 policías resultaron heridos en los disturbios, de los cuales dos permanecen hospitalizados. Además, se registró la detención de 17 manifestantes acusados de lanzar escombros y bombas molotov improvisadas contra las fuerzas de seguridad.

Uno de los incidentes más graves ocurrió en el puente de Ayala, donde un furgón policial fue incendiado. Según Asilo, el vehículo había sido colocado para impedir que los manifestantes avanzaran hacia el Palacio de Malacañang, sede presidencial.

El trasfondo: un escándalo de corrupción

Las movilizaciones se originaron tras el estallido de un escándalo de corrupción relacionado con proyectos destinados a la lucha contra el cambio climático, como los planes de prevención de grandes inundaciones.

La crisis política se intensificó con la dimisión de Martin Romualdez, expresidente de la Cámara de Representantes, cuyo nombre apareció vinculado a las investigaciones sobre contratos irregulares.

Este caso ha encendido la indignación social en un país que ha enfrentado históricamente denuncias de corrupción en altos niveles del gobierno.

Respuesta del presidente Marcos Jr.

El presidente Ferdinand Marcos Jr. reaccionó respaldando la movilización ciudadana y aseguró que su administración no tolerará prácticas corruptas. Negó cualquier implicación personal en los casos y anunció la creación de una comisión especial que revisará una década de contratos públicos.

El mandatario destacó que este grupo de trabajo tendrá como objetivo analizar la transparencia de los proyectos y garantizar que los recursos destinados a combatir el cambio climático y otros problemas sociales sean utilizados de manera correcta.

Una presión social en aumento

El alcance de estas manifestaciones refleja una creciente desconfianza ciudadana hacia las instituciones y el deseo de un cambio profundo en la manera en que se gestionan los recursos públicos.

Analistas locales han señalado que el éxito de esta jornada de protesta podría marcar un punto de inflexión para la administración de Marcos Jr., que se enfrenta ahora al reto de recuperar la confianza de una población que exige rendición de cuentas y medidas firmes contra la corrupción.

Las marchas contra la corrupción en Filipinas muestran que la sociedad civil está dispuesta a exigir justicia y transparencia frente a los escándalos recientes. Aunque el anuncio de una comisión revisora representa un paso hacia adelante, la presión social no parece disminuir.

El caso revela que, más allá de la coyuntura, el país enfrenta el reto de construir instituciones sólidas y confiables, capaces de responder a los intereses de los ciudadanos y no a prácticas de poder opacas.