Cumbre en Beijing: La UE exige a China frenar apoyo a Guerra Rusa

Cumbre en Beijing: La UE exige a China frenar apoyo a Guerra Rusa
Cumbre en Beijing: La UE exige a China frenar apoyo a Guerra Rusa

En una cumbre que marca 50 años de relaciones diplomáticas, la Unión Europea y China chocan frontalmente. Sobre la mesa: la exigencia de Bruselas para que Beijing frene su apoyo a la guerra de Rusia y las crecientes tensiones comerciales.

Beijing fue el escenario de una cumbre de alto voltaje entre la Unión Europea y China, un encuentro diseñado para conmemorar medio siglo de relaciones diplomáticas que, en cambio, ha expuesto las profundas grietas y contradicciones que definen su vínculo actual. Los líderes europeos llegaron con una agenda clara y contundente, presionando a China en dos frentes críticos: su apoyo a la economía de guerra de Rusia y las prácticas comerciales que Bruselas considera desleales.

El Elefante en la Sala: El Apoyo de Beijing a Moscú

La principal demanda de la delegación europea, encabezada por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo, António Costa, fue inequívoca: China debe usar su considerable influencia para presionar al presidente ruso, Vladímir Putin, para que ponga fin a la guerra en Ucrania.

Bruselas ve con creciente alarma cómo el apoyo económico y político de China a Rusia está permitiendo al Kremlin sortear el impacto de las sanciones occidentales. Para la UE, este no es un tema secundario, sino un «asunto central para Europa». La reciente inclusión de dos bancos chinos en el último paquete de sanciones de la UE contra Rusia es una prueba tangible de que la paciencia europea se está agotando.

Guerra Comercial Silenciosa: Vehículos Eléctricos y Desequilibrios

El segundo gran punto de fricción fue la economía. La UE enfrenta un déficit comercial con China que ha alcanzado cifras históricas, y Bruselas advirtió que no puede «mantener sus mercados abiertos si China no reequilibra el comercio».

El caso de los vehículos eléctricos (EV) chinos es el ejemplo más palpable de esta tensión. La llegada masiva de EVs de bajo costo al mercado europeo, que podrían ayudar a cumplir los objetivos climáticos, también amenaza directamente a la industria automotriz y los empleos en el continente.

En respuesta, el presidente chino, Xi Jinping, instó a la UE a «adherirse a la cooperación abierta» y advirtió contra la tentación de «construir muros» o buscar el «desacoplamiento», afirmando que tales políticas solo conducen al aislamiento.

«Con el mundo entrando en un nuevo período de turbulencia y cambio, China y la UE, como dos grandes fuerzas, deben hacer las elecciones estratégicas correctas.» – Xi Jinping, Presidente de China.

Un Terreno Común: El Acuerdo Climático

A pesar de las profundas divergencias, la cumbre no fue un fracaso total. El único gran acuerdo tangible fue un llamado conjunto a la acción sobre el cambio climático. Ambas partes se comprometieron a mantener los objetivos del Acuerdo de París y a mejorar la cooperación en áreas clave como la transición energética, el control de emisiones de metano y el desarrollo de tecnologías verdes.

El Contexto Geopolítico: Un Complejo Baile a Tres Bandas

Esta cumbre no puede entenderse sin considerar al tercer actor ausente: Estados Unidos. El encuentro se produce en un momento de crecientes tensiones comerciales entre la UE y la administración Trump. Beijing ve en esta fricción una oportunidad para posicionarse como un socio pragmático para una Europa que busca una mayor «autonomía estratégica».

El evento se convierte así en una prueba de fuego para la doctrina de Bruselas. La UE intenta realizar un complejo acto de equilibrio: ser socio comercial, competidor económico y rival sistémico de China, todo al mismo tiempo. La capacidad de la Unión para defender sus intereses económicos y valores geopolíticos, sin ser arrastrada a una alineación forzosa con Washington o Beijing, definirá su papel en el escenario mundial en la próxima década.

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