El eco de la historia vuelve a resonar en los muros del Vaticano. A casi doce años de la elección de Francisco, la Santa Sede se prepara para otro momento decisivo: el cónclave 2025. La novedad llegó con un giro inesperado. Este martes, el Vaticano informó la baja de dos cardenales por motivos de salud, reduciendo a 133 el número de electores. Entre ellos, uno ha sido identificado como el español Antonio Cañizares, de 79 años.
Las ausencias no solo alteran la estadística. Cambian también la dinámica interna de una elección marcada por tensiones entre continuidad y reforma.
La cuenta regresiva hacia el “Habemus papam”
La elección del nuevo papa arrancará el 7 de mayo en la Capilla Sixtina. Como dicta la tradición, los cardenales menores de 80 años serán los únicos con derecho a voto. Este cónclave se perfila como uno de los más diversos en la historia reciente: el 80% de los votantes fue nombrado por el papa Francisco, quien amplió la representación a regiones antes ignoradas como Asia, África y Oceanía.
Las reuniones previas, llamadas congregaciones generales, se han centrado en temas candentes como la evangelización, la paz global y el combate a los abusos. En ellas se define, en esencia, el perfil del próximo pontífice.
Parolin, Tagle y Zuppi: los favoritos en las apuestas
Entre los nombres que más suenan está el del cardenal italiano Pietro Parolin, ex secretario de Estado del Vaticano. Las casas de apuestas británicas lo colocan por encima de otras figuras fuertes como el filipino Luis Antonio Tagle y el ghanés Peter Turkson. Otro contendiente mencionado es el italiano Matteo Zuppi, cercano al movimiento de base católico Sant’Egidio.
Parolin representa, para muchos, una opción moderada: continuidad sin confrontación. “Un voto para continuar la esencia del papado de Francisco, pero sin el instinto rebelde”, dijo el periodista John Allen.
Un cónclave bajo presión global
Con conflictos en Medio Oriente, tensiones en Ucrania y crisis migratorias, el nuevo papa heredará no solo el legado de Francisco, sino también una Iglesia en medio de un mundo convulso.
La ceremonia se desarrollará bajo estricto aislamiento: los cardenales no podrán usar celulares ni comunicarse con el exterior hasta que se anuncie la fumata blanca.
Storytelling: una escena desde la Plaza de San Pedro
Frente a la columnata de Bernini, los cardenales caminan hacia sus deliberaciones. Las cámaras los persiguen, los periodistas gritan: “¡Eminencia!”. Algunos sonríen. Otros bajan la vista. En el aire flota un silencio reverente, un susurro de siglos.
“Hay un ambiente fraternal y sincero”, compartió el cardenal iraquí Louis Raphaël I Sako. Un espíritu que, esperan muchos, guíe la elección hacia la unidad, no la división.
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