El equipo del presidente electo Donald Trump sorprendió al proponer que países del Caribe y Centroamérica acepten migrantes expulsados de Estados Unidos, una medida que ha sido ampliamente rechazada. Bahamas fue el primero en manifestarse, dejando claro que no cederá a las solicitudes de Washington.
“Esta propuesta fue presentada al gobierno de Bahamas, pero el primer ministro la estudió y la rechazó firmemente”, señaló la oficina del primer ministro Philip Davis en un comunicado.
Por su parte, Panamá también negó haber recibido comunicaciones al respecto. La cancillería panameña aclaró que, bajo el Derecho Internacional, no está obligada a aceptar migrantes de otras nacionalidades, reforzando su postura soberana frente a estas negociaciones.
La estrategia migratoria de Trump: ¿Una presión regional?
Según reportes de la cadena NBC, el equipo de transición de Trump ha diseñado una lista de países a los que solicitará apoyo para recibir a migrantes cuyos países de origen se nieguen a aceptarlos. Entre estos destinos se incluyen Bahamas, Panamá, Islas Turcas y Caicos, y Granada.
El plan busca delegar la responsabilidad migratoria en países del Caribe y Centroamérica, una estrategia que ha sido criticada por expertos en derechos humanos y líderes políticos. Las naciones involucradas ven este enfoque como una presión indebida que no toma en cuenta sus recursos limitados ni sus realidades socioeconómicas.
Panamá: Una postura firme ante el reto migratorio
Panamá ha sido un punto clave en el tránsito de migrantes hacia Estados Unidos, especialmente a través de la peligrosa selva del Darién. Sin embargo, las autoridades panameñas aseguran que no aceptarán propuestas que comprometan su soberanía.
«No hemos recibido ninguna comunicación oficial ni oficiosa sobre dicha propuesta», destacó la cancillería panameña. Además, subrayaron que cualquier cooperación en temas migratorios debe ser bilateral y respetar los acuerdos internacionales.
Contexto político y económico detrás del plan
La propuesta de Trump surge en un contexto político marcado por su regreso al poder y el endurecimiento de las políticas migratorias estadounidenses. Mientras tanto, en un giro curioso, Trump también celebró que el bitcóin superara los $100,000 dólares, un hito que atribuyó a su influencia tras lanzar su propia plataforma de criptomonedas.
Aunque no parece haber relación directa entre sus iniciativas económicas y migratorias, el equipo de Trump busca consolidar su agenda política regional con estrategias que generan controversia tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
Reacciones y consecuencias
El rechazo por parte de Bahamas, Panamá y otros países caribeños evidencia la resistencia regional a las políticas migratorias de Trump. Estos países han dejado claro que no cederán a presiones externas que comprometan sus principios legales y políticos.
Por otro lado, la postura de estas naciones podría abrir un debate más amplio sobre la responsabilidad compartida en la gestión de flujos migratorios y el respeto a la soberanía de los países receptores.
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