Las guerras con armas nucleares no son negocio para los países, pues no gana nadie, porque no quedarán sobrevivientes cuando inicien los ataques, señalan expertos. El mundo se encuentra observando los movimientos geopolíticos que ocurren en Rusia y Ucrania, países que mantienen una guerra desde el 24 de febrero de 2022.
Recientemente el presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que Ucrania atacó territorio ruso con seis misiles de largo alcance estadounidense, entre el lunes y martes de esta semana, contra un objetivo militar de la región fronteriza de Briansk. Durante el ataque el Ministerio de Defensa ruso logró destruir cinco de los seis misiles y uno de ellos fue dañado por el ejército ruso.
Vladimir Putin este 19 de septiembre validó un decreto que contempla un ataque si el territorio de Rusia está en riesgo, en el que instruye las posibilidades de usar armas nucleares. Estos cambios en el gobierno ruso sucedieron después de que el gobierno de Estados Unidos, representado por Joe Biden autorizara un ataque a Rusia con los misiles de alto alcance que envió Ucrania.
Actualmente Rusia y Estados Unidos controlan el 88 por ciento de las ojivas nucleares del mundo, que hasta el momento no se han utilizado.
Para entender las tensiones entre ambos países, el politólogo y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Edgar Ortiz Arellano, mencionó que los cambios recientes que hizo el presidente de Rusia, Vladimir Putin, a la política nuclear, es considerada una acción estratégica de disuasión y al mismo una advertencia a Estados Unidos y Ucrania para evitar una escalada del conflicto.
Explicó que las únicas veces que el mundo ha visto el uso de bombas nucleares son los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki en Japón, que fueron descargados por Estados Unidos en agosto de 1945.
Desde esa época, la humanidad tuvo conocimiento del nivel de devastación que generan los ataques nucleares, y 79 años después la tecnología nuclear ha escalado a niveles peligrosos, por lo que su uso, no asegura ganadores, solo la extinción del planeta.
El politólogo mencionó que los países de Europa Occidental tienen un papel importante y deben hacer un llamado a la comunidad internacional para evitar que el conflicto escale.
“Estamos en la zona de influencia geopolítica de los Estados Unidos y obviamente un ataque directo a los Estados Unidos podría afectarnos a nosotros. Eso es innegable por la simple condición geográfica”, dijo el catedrático.

Pues aunque es poco probable que se desaten los ataques nucleares, la tensión política latente provocará cambios estructurales en la economía de todo el mundo, que también resentirá México, solo por estar geográficamente más cerca de Estados Unidos.
Para el país y el resto del mundo se refleja la tensión de guerra en los cambios en la bolsa de valores, en los tipos de cambio de las monedas más fuertes del mundo, también se generará menor inversión y se espera un incremento en la inflación a nivel internacional.
“Los conflictos armados van a provocar cambios en las bolsas de valores, en los tipos de cambio, especialmente en los mercados que son más volátiles, porque saben que va a haber menor inversión. Los inversionistas no quieren invertir dinero en zonas o en lugares donde haya peligro de perder su inversión”, dijo el politólogo Edgar Ortíz Arellano.
Agregó que la afectación más evidente que tendrá que enfrentar México es el incremento de la inflación, porque el país tiene sistemas comerciales con varios países del mundo, pero principalmente con Estados Unidos.
“Aquí a México sí le pegaría porque la inflación es más bien de carácter internacional. Es decir, vivimos en un mundo interdependiente, complejo. Estamos muy integrados a los sistemas comerciales mundiales, específicamente el de Estados Unidos, en general a todo el mundo estamos integrados económicamente, entonces, una inflación a gran escala sucederá”, dijo el experto.


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