Este miércoles 20 de agosto entró en vigor el nuevo sistema educativo de El Salvador con un giro disciplinario tras las nuevas normativas anunciadas por Ministerio de Educación. La medida, respaldada por el presidente Nayib Bukele, exige a los directores de escuelas públicas supervisar la apariencia y el comportamiento de los estudiantes desde el momento en que cruzan los portones escolares.
Portones escolares convertidos en filtros de disciplina
De acuerdo con el lineamiento, los directores deben colocarse en las entradas de los centros educativos para inspeccionar cuatro aspectos: uniforme limpio y ordenado, corte de cabello “adecuado”, presentación personal pulcra y un ingreso acompañado de saludo respetuoso.
El memorándum advierte que la omisión de estas revisiones será considerada una falta grave, lo que abre la puerta a sanciones administrativas para los directores que no apliquen la norma.
La medida fue impulsada por la nueva ministra de Educación, Karla Edith Trigueros, capitana del Ejército y médica de profesión, quien asumió el cargo el 14 de agosto.
Medida respaldada por el Gobierno de El Salvador
Bukele defendió públicamente las directrices, presentándolas como parte de la “transformación” del sistema educativo. Para el mandatario, estas reglas son coherentes con su política de orden y control aplicada también en la seguridad pública.
Sin embargo, diversos sectores han criticado la medida, advirtiendo que podría implicar una militarización de la vida escolar. Organizaciones magisteriales y civiles señalan que al centrarse en la apariencia, se corre el riesgo de invisibilizar problemas estructurales como la calidad educativa, la formación docente o la infraestructura deficiente.
Y es que, según el Ministerio de Educación, la medida busca reforzar valores cívicos y fomentar la convivencia respetuosa. No obstante, los críticos alertan que este enfoque podría convertirse en un mecanismo punitivo contra estudiantes de bajos recursos que enfrentan mayores dificultades para cumplir con los estándares de uniforme y presentación.
El Frente Magisterial Salvadoreño calificó la iniciativa como autoritaria y advirtió que la educación podría perder su carácter inclusivo para transformarse en una extensión de la disciplina militar.
Según el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2023 de UNESCO, El Salvador enfrenta una tasa de abandono escolar en secundaria de 10.7 %, más alta en zonas rurales y en familias en situación de pobreza, lo que plantea interrogantes sobre si la disciplina estricta resolverá o profundizará estas brechas.


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