El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, enfrentó este viernes 30 de mayo una dura reprobación por parte del pleno municipal, que criticó la «falta de rumbo» y la «incapacidad» de su gobierno socialista para liderar la ciudad con solo 10 concejales.
El mandato de Jaume Collboni al frente del Ayuntamiento de Barcelona ha sufrido un importante revés este viernes, justo cuando se cumple el ecuador de su legislatura. El pleno municipal ha aprobado una moción de reprobación contra el alcalde socialista, impulsada por Junts per Catalunya y respaldada por Barcelona en Comú, el Partido Popular y Vox. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se abstuvo, mientras que solo el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), formación de Collboni, votó en contra.
Gobierno en Minoría y Críticas a la Gestión
La principal razón esgrimida para la reprobación es la «incapacidad» del ejecutivo socialista para dirigir la ciudad con un gobierno en minoría, contando únicamente con 10 de los 41 concejales que componen el consistorio. Esta debilidad numérica, según los impulsores de la moción, se traduce en una «falta de rumbo» en la gestión municipal.
La gobernabilidad fragmentada no es un fenómeno exclusivo de Barcelona, sino un síntoma cada vez más común en las grandes ciudades españolas, donde la dificultad para conformar mayorías estables conduce a una gestión precaria. Esta situación puede derivar en parálisis para sacar adelante proyectos clave, presupuestos y planes estratégicos, obligando a una negociación constante que puede llevar a decisiones cortoplacistas.
Además de la crítica general a la debilidad del gobierno, la gestión de Collboni ha enfrentado cuestionamientos específicos. Entre ellos, la organización de grandes eventos en la ciudad, como la reciente exhibición de Fórmula 1 en el Passeig de Gràcia y el desfile de moda de Louis Vuitton en el Park Güell. Si bien estos eventos pueden atraer inversión y proyección internacional, también han generado malestar ciudadano debido a la percepción de masificación, la privatización del espacio público y las molestias ocasionadas. La «falta de rumbo» podría interpretarse también como una dificultad para hallar un equilibrio sostenible entre los beneficios económicos del turismo y los grandes eventos, y la calidad de vida de los barceloneses.
Consecuencias Políticas y Próximos Pasos
Aunque una reprobación no obliga legalmente a la dimisión del alcalde, sí representa un significativo desgaste político. La oposición utiliza esta herramienta para señalar las debilidades del gobierno y posicionarse ante el electorado. La estrategia de Junts y los demás grupos que apoyaron la moción busca erosionar la credibilidad de Collboni y del PSC, dificultando su capacidad de maniobra.
«La moción señala la ‘incapacidad’ del ejecutivo socialista para liderar la ciudad con un gobierno en minoría de solo 10 concejales», según recogieron diversas fuentes informativas sobre la iniciativa de Junts.
Como parte de las decisiones del pleno, también se acordó convocar una sesión extraordinaria en 72 horas para debatir específicamente sobre el ecuador del mandato de Collboni. Junts ha advertido que, si el alcalde no cumple con esta resolución, explorarán otros mecanismos para forzar la convocatoria de dicha sesión, en colaboración con Barcelona en Comú.
Paralelamente a esta crisis política local, el pleno municipal también aprobó, con el acuerdo de Collboni y los comunes, la suspensión de relaciones institucionales con el Estado de Israel, en protesta por su actuación en la Franja de Gaza. Esta decisión añade otra capa de complejidad al panorama político del consistorio barcelonés.
Las tensiones por la gestión de la seguridad y el civismo, así como por la situación en barrios como el Besòs Maresme, también han sido puntos de fricción en los últimos meses, contribuyendo al clima que ha desembocado en la reprobación del alcalde.
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