La Amazonía brasileña está en alerta roja. Tras un período de mejoras, la deforestación se ha disparado más de un 9% en los últimos diez meses, impulsada por incendios forestales masivos. Este revés amenaza la credibilidad ambiental del presidente Lula da Silva.
La promesa del presidente Luiz Inácio Lula da Silva de ser el guardián de la Amazonía enfrenta su prueba más dura. Datos oficiales del propio gobierno brasileño han revelado una alarmante aceleración de la deforestación en la selva tropical más grande del mundo, revirtiendo los avances celebrados y poniendo al gobierno en una posición extremadamente incómoda a pocos meses de acoger la cumbre climática más importante del planeta, la COP30, en la ciudad amazónica de Belém.
Las Cifras que Encienden la Alerta Roja en la Amazonía
Los números del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) son contundentes y no dejan lugar a dudas sobre la gravedad de la situación:
- Aumento del 9,1%: La deforestación entre agosto de 2024 y mayo de 2025 creció un 9,1% en comparación con el mismo período del año anterior.
- Un Mayo Negro: Solo en mayo de 2025, se perdieron 960 kilómetros cuadrados de selva, el segundo peor registro para ese mes desde que comenzaron las mediciones en 2016.
- Consenso en la Tendencia: Otro informe, de la organización Imazon, corrobora la tendencia al alza, reportando un aumento del 18% para el período de agosto de 2024 a marzo de 2025.
- El Fuego como Protagonista: El contexto más amplio muestra que los incendios afectaron 30 millones de hectáreas en todo Brasil durante 2024, evidenciando una crisis de fuego fuera de control.
Estos datos representan un golpe directo a la narrativa de éxito ambiental del gobierno de Lula, que había hecho de la protección de la Amazonía su principal bandera internacional.
El Círculo Vicioso: ¿Sequía Histórica o Fracaso Político?
El gobierno ha atribuido públicamente este retroceso a una «sequía sin precedentes históricos» que ha facilitado la propagación de incendios forestales. Sin embargo, esta explicación es solo una parte de la historia.
Los científicos advierten sobre un peligroso círculo vicioso: la propia deforestación reduce la humedad y las lluvias en la región (afectando los llamados «ríos voladores»), lo que a su vez provoca sequías más severas. Estas sequías crean las condiciones perfectas para que los incendios, muchos de ellos iniciados por actividades humanas ilegales, se salgan de control y causen más deforestación.
Además, la destrucción no es solo un fenómeno natural. La minería ilegal en áreas protegidas, como la devastación en la APA de Tapajós en Pará, demuestra que también hay un fracaso en la fiscalización y el cumplimiento de la ley.
La Sombra sobre la COP30: De Símbolo de Liderazgo a Riesgo de Vergüenza Internacional
La elección de Belém, una ciudad en el corazón de la Amazonía, para albergar la COP30 fue un movimiento estratégico de Lula para posicionar a Brasil como un líder climático global. Ahora, ese evento corre el riesgo de convertirse en un escenario de vergüenza internacional.
«Lula llegará a la COP30 pidiendo al mundo que actúe contra el cambio climático, mientras los datos de su propio gobierno muestran que el ‘pulmón del planeta’ en su patio trasero está ardiendo a un ritmo acelerado.» – Director de ONG ambientalista.
Este fracaso ambiental se suma a otros desafíos políticos para Lula, como su decreciente popularidad interna. La incapacidad de cumplir su promesa más emblemática podría debilitar gravemente su presidencia tanto en casa como en el extranjero.
El futuro de la Amazonía está en un punto de inflexión crítico. La comunidad internacional observará de cerca la COP30, no para celebrar, sino para exigir a Brasil una respuesta contundente a una pregunta urgente: ¿puede, o quiere, salvar la selva tropical más vital del mundo?
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