Alemania ha enviado una señal inequívoca de su nueva y más estricta política migratoria. El gobierno del Canciller Friedrich Merz ha fletado un vuelo para deportar a 81 hombres afganos a su país de origen, en la primera operación de este tipo bajo el nuevo ejecutivo y la segunda desde que los talibanes retomaron el poder en 2021. La medida ha generado una intensa controversia.
Un cambio de rumbo significativo se está produciendo en el corazón de Europa. Alemania, que durante años lideró una de las políticas de asilo más abiertas del continente, ha ejecutado una deportación masiva de ciudadanos afganos, un acto que confirma el giro conservador del nuevo gobierno en materia de inmigración y que busca posicionar a Berlín como el nuevo líder de la mano dura en la Unión Europea.
Los Detalles de la Operación
El vuelo partió de Alemania en la mañana del viernes con 81 hombres afganos a bordo. Según las autoridades alemanas, todos los deportados tenían sus solicitudes de asilo rechazadas y contaban con antecedentes judiciales.
El Canciller Friedrich Merz reveló que la compleja operación se llevó a cabo con la ayuda logística de Qatar y requirió semanas de negociaciones, que incluyeron «contactos con Afganistán». Merz fue cuidadoso al señalar que, aunque no se han roto formalmente las relaciones diplomáticas, su gobierno no reconoce al régimen talibán en Kabul, y la relación se mantiene a un nivel de «coordinación técnica».
La Nueva «Línea Dura» del Gobierno Alemán
Esta deportación es la primera acción de gran visibilidad del nuevo gobierno de coalición conservadora, que llegó al poder en mayo con la promesa de endurecer la política migratoria. Desde su investidura, el ejecutivo de Merz ha tomado varias medidas en esta dirección:
- Aumento de la presencia policial y los controles en las fronteras.
- Anuncio de que algunos solicitantes de asilo serían rechazados directamente en la frontera.
- Suspensión de la reagrupación familiar para muchas categorías de migrantes.
Estas políticas ya están teniendo un efecto tangible. El número de solicitudes de asilo en Alemania ha disminuido de 329.120 en 2023 a 229.751 en 2024, una tendencia que continúa a la baja. «Las cifras demuestran que, obviamente, vamos por el buen camino, pero aún no hemos llegado al final del mismo», afirmó el Canciller Merz.
Alemania Quiere Liderar la Política Migratoria Europea
Esta deportación no es solo una medida de política interna; es una declaración de intenciones dirigida al resto de Europa. Horas después del despegue del vuelo, el Ministro del Interior alemán, Alexander Dobrindt, se reunió con sus homólogos de cinco países vecinos para coordinar una estrategia común.
«Queríamos enviar la señal de que Alemania ya no está sentada en el vagón de cola en cuestiones de migración en Europa, sino en la locomotora», declaró Dobrindt, anunciando la intención de Berlín de liderar un endurecimiento del sistema migratorio europeo.
Este cambio supone una ruptura total con la era de Angela Merkel y posiciona a Alemania como el principal impulsor de políticas como la tramitación de solicitudes de asilo en «centros de retorno» fuera de las fronteras de la UE.
La decisión de deportar a un país gobernado por un régimen no reconocido y con un historial de violaciones de derechos humanos como el de los talibanes es profundamente controvertida. El gobierno alemán está llevando a cabo un ejercicio de realpolitik, colaborando tácitamente con un régimen represivo para cumplir un objetivo de política interna. Este enfoque pragmático, aunque moralmente cuestionable, podría sentar un precedente y normalizar este tipo de acuerdos en toda Europa, redefiniendo el equilibrio entre la seguridad nacional, la política interna y las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos.


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