El acuerdo UE-Mercosur prematuro se ha convertido en el nuevo eje de tensión diplomática entre Europa y América del Sur. Desde el Parlamento italiano, la primera ministra Giorgia Meloni lanzó un mensaje claro: Italia no está dispuesta a firmar el tratado comercial en los próximos días si antes no se garantizan plenamente las medidas de protección para su sector agrícola.
La declaración llega como respuesta directa a la presión del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien busca cerrar el histórico acuerdo durante la próxima cumbre del Mercosur en Foz do Iguaçu. Sin embargo, para Meloni, el calendario político no puede imponerse sobre los intereses estratégicos de los productores europeos.
Meloni y la defensa del campo europeo
Ante la Cámara de los Diputados, Meloni reconoció que el tratado puede resultar beneficioso para Italia y para la Unión Europea en su conjunto, pero subrayó que debe ser equilibrado. Según explicó, las medidas de salvaguarda agrícola propuestas aún no han sido implementadas de manera completa, lo que hace inviable una firma inmediata.
“Firmar el acuerdo en los próximos días es prematuro”, afirmó, alineándose con la postura del presidente francés Emmanuel Macron. La mandataria italiana fue enfática en aclarar que su Gobierno no busca bloquear ni rechazar el pacto, sino asegurar que todos los sectores, especialmente los agricultores, cuenten con garantías reales de protección.
Avances insuficientes y promesas en proceso
Italia reconoce avances importantes en las negociaciones. Entre ellos, la introducción de un mecanismo de salvaguarda específico, la creación de un fondo de compensación para emergencias agrícolas y el refuerzo de los controles fitosanitarios sobre productos importados desde Sudamérica.
No obstante, Meloni advirtió que estas herramientas aún no están plenamente operativas. En su visión, avanzar sin que estos instrumentos estén en funcionamiento supondría un riesgo para el sector agrícola nacional, que teme una competencia desleal frente a productos sudamericanos con costos y regulaciones diferentes.
Lula presiona y defiende al Mercosur
Desde Brasil, Lula da Silva ha intensificado su ofensiva diplomática. El mandatario pidió explícitamente a Meloni y a Macron que respalden la firma del tratado durante la cumbre regional, asegurando que la agricultura sudamericana no amenaza a la europea.
Según Lula, los productos del Mercosur son distintos en tipo y calidad, y además, los países sudamericanos han cedido más que la Unión Europea durante las negociaciones. Para el líder brasileño, el bloqueo actual responde más a tensiones políticas internas en Europa que a riesgos económicos reales.
Francia, el principal escollo del acuerdo
Francia se mantiene como el país más reticente al tratado. Emmanuel Macron ha reiterado que el acuerdo, en su estado actual, no cumple con los estándares necesarios para proteger a los agricultores franceses. París exige cláusulas de salvaguarda sólidas, reciprocidad normativa y controles estrictos sobre las importaciones.
La oposición francesa no es solo retórica. El Senado aprobó una resolución para llevar el acuerdo ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, mientras que las protestas del sector agrícola reflejan el fuerte rechazo interno al pacto.
Un acuerdo histórico en una semana decisiva
El tratado UE-Mercosur, negociado durante más de 25 años, abriría el mercado europeo a productos como carne, azúcar, arroz, miel y soja, mientras facilitaría la exportación europea de automóviles, maquinaria, vinos y licores hacia Sudamérica.
La Comisión Europea, encabezada por Ursula von der Leyen, busca cerrar el acuerdo antes de fin de año y ha propuesto nuevas cláusulas de salvaguarda. El Parlamento Europeo ya dio luz verde a estas medidas, y el Consejo Europeo deberá definir en los próximos días la posición final del bloque.
Acuerdo UE-Mercosur prematuro: una decisión aplazada pero no descartada
Para Italia, el acuerdo UE-Mercosur prematuro no es un rechazo definitivo, sino una llamada a la prudencia. Meloni se mostró confiada en que las condiciones necesarias puedan cumplirse a comienzos del próximo año, permitiendo un respaldo informado y consensuado con los agricultores.
El pulso entre Europa y el Mercosur entra así en una fase decisiva, donde el equilibrio entre apertura comercial y protección del campo europeo definirá el futuro de uno de los acuerdos más ambiciosos del comercio internacional. Mientras tanto, el mensaje italiano es claro: sin garantías reales, no habrá firma.


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