Zapopan se confirma una vez más como un epicentro del horror en Jalisco. En un terreno que ya ha sido escenario de macabros descubrimientos, la tierra volvió a entregar evidencia de la brutal crisis de desapariciones que consume al estado. Integrantes del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco localizaron nueve bolsas más que contenían restos humanos, presuntamente calcinados, en una fosa clandestina ubicada en la colonia Las Agujas.
Este hallazgo se suma a otras tres bolsas encontradas en el mismo punto a principios de semana, llevando la cuenta a un total de 12 en tan solo unos días. La escena, lamentablemente familiar para las familias buscadoras, es un testimonio silencioso de la violencia a escala industrial que opera en la región.
«Es Positivo»: La Confirmación de los Colectivos en el Terreno
Con una pericia forjada en la tragedia, los colectivos ciudadanos, ahora convertidos en buscadores de campo, son quienes lideran estos descubrimientos. Indira Navarro, fundadora de Guerreros Buscadores de Jalisco, fue quien confirmó el hallazgo. Su lenguaje, aunque cargado de dolor, es técnico y preciso, un reflejo de la experiencia que ninguna madre o padre debería tener que adquirir.
> «Ya comprobado, pues algunos antropólogos ya nos dijeron que era positivo por los premolares y molares que se acaban de localizar, que son bastantes rótulas, lo que va en la columna, entonces es positivo. Lamentablemente calcinados” – Indira Navarro, Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco.
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La mención de detalles como premolares, molares y rótulas, así como el estado calcinado de los restos, no solo confirma la naturaleza humana de los hallazgos, sino que también ofrece un vistazo a la brutalidad con la que los perpetradores intentan borrar la identidad de sus víctimas. Estos ciudadanos, armados con picos, palas y una esperanza inquebrantable, están realizando el trabajo que a menudo el Estado no puede o no quiere hacer, enfrentándose directamente al horror para traer a sus seres queridos de vuelta a casa.
Jalisco: Epicentro de la Desaparición en México
Las cifras oficiales no hacen más que confirmar lo que los colectivos denuncian a diario: Jalisco es la entidad con el mayor número de personas desaparecidas en todo México. Según el Registro Nacional, la cifra supera las 15,380 personas. Este número no es solo una estadística; representa miles de familias rotas y una crisis humanitaria en toda regla.
Desde diciembre de 2018 hasta mayo de 2025, las autoridades han procesado oficialmente 204 sitios de inhumación clandestina en el estado. La Zona Metropolitana de Guadalajara, con municipios como Tlajomulco, Zapopan, Tlaquepaque y la propia capital, concentra la mayoría de estos hallazgos. Tan solo en lo que va de 2025, hasta el mes de junio, se habían localizado 33 fosas clandestinas con los restos de al menos 111 personas, y 11 de esos sitios seguían en proceso de investigación.
La magnitud del problema sugiere una operación sistémica por parte de grupos criminales para desaparecer personas y ocultar sus cuerpos, convirtiendo vastas áreas de la periferia urbana en cementerios clandestinos.
El Silencio Oficial y la Lucha por la Identificación
Mientras los colectivos encuentran, la burocracia retrasa. Uno de los dramas más profundos para las familias es lo que sucede después del hallazgo. El proceso forense y de identificación es dolorosamente lento. De los casi 2,000 cuerpos que han sido recuperados de fosas en Jalisco en los últimos años, aproximadamente la mitad permanecen sin identificar en las morgues del estado.
Esta «segunda desaparición», como la llaman algunas familias, ocurre cuando los restos de un ser querido son encontrados pero se pierden en un sistema forense rebasado. Mientras la Fiscalía del Estado presenta informes sobre los sitios «procesados», el silencio a menudo rodea los descubrimientos inmediatos de los colectivos, creando una brecha de información y confianza.
Para las familias de los desaparecidos, cada bolsa encontrada en lugares como Las Agujas es una mezcla de terror y una macabra esperanza: la posibilidad de terminar con la incertidumbre, aunque el precio sea confirmar la peor de las noticias.
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