La seguridad en México atraviesa una de sus etapas más críticas. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se registraron 2564 homicidios en el último mes, una cifra que refleja no solo la brutalidad de la violencia, sino también el reto monumental que enfrentan los gobiernos estatales y el federal.
El problema, aunque multifacético, parte de un núcleo común: las actitudes que adoptan los gobernadores frente a la violencia. Tres respuestas predominan, pero solo una aborda el problema con la seriedad que merece.
Los tres enfoques de los gobernadores ante la violencia
1. Evadir el problema
La actitud más común entre los gobernadores es deslindarse. La narrativa es clara: «Esto no me compete, es tema federal». Esta postura, aunque políticamente cómoda, abandona a los ciudadanos en manos de una delincuencia imparable, mientras las autoridades locales se enfocan en problemas menores como el robo común o delitos administrativos.
2. Coludirse con el crimen
Más preocupante es cuando los gobiernos locales se convierten en aliados del crimen organizado, negociando posiciones clave dentro de las fuerzas de seguridad o las procuradurías. En estos casos, el estado pierde completamente su capacidad de garantizar la justicia, convirtiéndose en un brazo operativo de los cárteles.
3. Asumir la responsabilidad
La opción más rara, pero la más necesaria, es cuando los gobernadores enfrentan el problema directamente. Esto implica usar todos los recursos disponibles dentro del marco de la ley para proteger a la población. Lamentablemente, esta opción es una excepción en el panorama político mexicano.
La estrategia de Claudia Sheinbaum: ¿habrá resultados?
Con Claudia Sheinbaum al frente de la presidencia, la presión para resolver la crisis de seguridad no puede ser mayor. Los primeros meses de su administración serán cruciales, no solo para implementar estrategias, sino para demostrar resultados tangibles.
Factores clave a considerar:
- Resultados inmediatos: La percepción de su liderazgo dependerá en gran parte de cómo evolucione la seguridad en los próximos 12 meses.
- Relación con EE.UU.: Los nombramientos en la administración estadounidense, como el de Pam Bondi, envían señales claras de un endurecimiento en la política hacia México.
- Factores internacionales: Crisis como la guerra en Ucrania podrían desviar la atención de Estados Unidos, dando a México una ventana para estabilizarse.
¿Qué pasaría si el narcotráfico se considera terrorismo?
Uno de los riesgos más grandes que enfrenta México es la posibilidad de que el narcotráfico sea clasificado como terrorismo por Estados Unidos, un escenario que Donald Trump ya había planteado.
Consecuencias potenciales:
- Intervención directa: Estados Unidos podría justificar acciones militares en territorio mexicano.
- Tensiones diplomáticas: La relación bilateral entraría en una etapa de alta tensión, afectando no solo la seguridad, sino también el comercio y la inversión.
- Escalada interna: La violencia podría intensificarse al aumentar la presión sobre los grupos criminales.
Del crimen organizado a las guerrillas: un cambio alarmante
La estructura del crimen organizado en México ha evolucionado. Lo que antes se limitaba a cárteles con fines meramente económicos, ahora se está transformando en algo más complejo.
El modelo colombiano en México:
- En estados como Guerrero y Michoacán, grupos armados operan con una mezcla de fines económicos e ideológicos.
- Estos grupos adoptan tácticas similares a las guerrillas, transformando el conflicto en algo más difícil de controlar.
- El tejido social está siendo destruido, afectando la economía local y profundizando la desigualdad.
Reflexión final: ¿hacia dónde vamos?
La crisis de seguridad en México no solo es un problema interno, sino un desafío que afecta nuestra relación con el mundo. Mientras los gobernadores deben asumir su responsabilidad, el gobierno federal enfrenta la presión de estabilizar el país antes de que las tensiones internacionales y las crecientes demandas sociales agraven aún más la situación.
El tiempo corre, y las decisiones de hoy determinarán si México puede revertir esta crisis o si seguirá atrapado en un ciclo interminable de violencia y desconfianza.
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