La fiesta de los motores terminó en tragedia y desorden en las playas del puerto
Durante el fin de semana, Acapulco se convirtió en el epicentro de un evento que año con año divide opiniones: el festival Acamoto, una reunión masiva de motociclistas que, esta vez, dejó una estela de muertes, accidentes, basura y descontrol.
Lo que para algunos fue una celebración del motociclismo, para muchos residentes y autoridades fue una pesadilla de cuatro días. El saldo, confirmado por Roberto Arroyo Matus, titular de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de Guerrero, fue de ocho personas fallecidas y 30 lesionadas, incluidos menores de edad.
Caos sobre ruedas: accidentes y violencia en carreteras y calles
Entre el jueves y el domingo, los reportes de accidentes de tránsito se multiplicaron. La mayoría de ellos ocurrieron en la carretera entre la Ciudad de México y Acapulco, particularmente en la zona de Morelos y diversas vialidades de Guerrero.
Los factores comunes: conducción en estado de ebriedad, exceso de velocidad y temeraria imprudencia.
Uno de los casos más impactantes ocurrió la noche del viernes, cuando un hombre fue asesinado a balazos mientras conducía su motocicleta en la calle Coral, tras una discusión en la Costera Miguel Alemán.
Ese mismo día, en la zona Dorada del puerto, una mujer fue arrollada mientras cruzaba la calle tras comprar agua. El responsable, un motociclista participante del evento, fue detenido por la Guardia Nacional.
Más de 10 mil motociclistas: calles saturadas, vialidades rebasadas
Según estimaciones de la Secretaría de Seguridad Pública municipal, más de 10 mil motociclistas llegaron a Acapulco durante el Acamoto. Sin embargo, la infraestructura de seguridad no estuvo a la altura del reto.
Eduardo Bailleres Mendoza, titular de la SSP municipal, admitió:
“No podemos tener un policía para cada motociclista”.
Con apenas 120 elementos de tránsito disponibles, las calles del puerto quedaron a merced del desorden vial. Se levantaron más de 290 infracciones y fueron aseguradas más de 120 motocicletas por falta de documentos. También se registraron más de 40 detenciones por faltas administrativas.
La otra cara: basura, desechos y presión sobre los servicios públicos
Más allá de los accidentes, el impacto ambiental del Acamoto fue devastador. Según la Coordinación de Servicios Públicos de Acapulco, se recolectaron alrededor de 300 toneladas de basura en solo tres días, principalmente en la franja turística.
Seis cuadrillas con más de 60 trabajadores se desplegaron en zonas críticas como la Condesa y Sinfonía del Mar. Personal del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) también colaboró en las labores de saneamiento.
Críticas ciudadanas: “una concentración sin orden, ni agenda”
Las redes sociales se llenaron de críticas contra el evento. Muchos acapulqueños cuestionaron su realización, describiéndolo como una “concentración masiva y desordenada de motociclistas”, sin estructura ni beneficios tangibles para la comunidad.
Las imágenes de motociclistas circulando sin casco, bebiendo en la vía pública y realizando maniobras peligrosas se volvieron virales, alimentando la controversia sobre si este tipo de encuentros deben continuar en la ciudad.
¿Éxito turístico? Cámara de Comercio defiende la derrama económica
Pese al caos, la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Acapulco (Canaco) aseguró que el fin de semana fue un éxito rotundo desde la perspectiva económica. Según sus cifras, más de 100 mil visitantes llegaron a Acapulco por el Acamoto, dejando una derrama económica superior a los 987 millones de pesos.
Esto plantea una pregunta difícil:
¿Vale más la reactivación económica o la seguridad ciudadana?
Un evento en disputa entre el turismo y el caos
El Acamoto 2025 dejó una huella dolorosa en Acapulco. Ocho familias lloran la pérdida de sus seres queridos, mientras miles más lidian con el caos, los residuos y la inseguridad que marcó el evento.
El desafío para autoridades y ciudadanía es claro: ¿se puede profesionalizar este evento o debe replantearse su permanencia?
Acapulco necesita eventos que impulsen el turismo, pero también exige respeto, orden y seguridad. De lo contrario, la derrama económica será solo un espejismo entre cenizas y asfalto manchado.
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