Las exportaciones de Tijuana a Estados Unidos disminuyeron un 40% en 2025, un impacto atribuido a la incertidumbre generada por las políticas económicas de Donald Trump y los persistentes retrasos en los cruces fronterizos.
A inicios de junio, se confirmó una significativa disminución en las exportaciones de Tijuana hacia Estados Unidos. Las cifras revelan una caída del 40% en 2025, según datos de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar). Esta drástica reducción se atribuye principalmente a la incertidumbre generada por los discursos y las políticas económicas del presidente estadounidense Donald Trump.
La Canacar ha señalado que, de los 4,400 camiones de carga que cruzan diariamente hacia Estados Unidos por la zona de exportación de Otay, durante este año solo se han registrado poco más de 2,300. Esta baja en el flujo de mercancías tiene un impacto directo en la economía local y en la industria maquiladora de la región.
Además de la incertidumbre política, los retrasos en el cruce de camiones de carga vacíos de Tijuana a Estados Unidos continúan siendo un problema persistente. Estos retrasos se deben a las revisiones exhaustivas por parte de las autoridades de ambos países. La situación ha llevado al sector transportista a impulsar el uso de la infraestructura de Otay 2, un proyecto de 6.5 kilómetros de longitud, mientras Estados Unidos concluye su parte del proyecto para iniciar operaciones en este nuevo puerto fronterizo.
En un desarrollo relacionado, el 4 de junio, Donald Trump firmó un decreto para aumentar los aranceles al acero y aluminio del 25% al 50%. Ante esta medida, Index Zona Costa BC ha aconsejado «no sobrerreaccionar», sugiriendo una postura de cautela ante las implicaciones económicas. También se ha reportado que los conductores de carga están recibiendo advertencias de Estados Unidos por no hablar suficiente inglés, aunque se ha aclarado que no hay retiros de visas.
La disminución del 40% en las exportaciones de Tijuana a Estados Unidos subraya la profunda interdependencia económica de la región fronteriza con las políticas comerciales y el entorno político del país vecino. Una caída tan significativa en las exportaciones no es solo una estadística; es un indicador de la vulnerabilidad de la economía local a factores externos, especialmente a las decisiones políticas de alto nivel. La incertidumbre generada por los discursos de Donald Trump, incluso antes de una posible reelección, ya está teniendo un impacto tangible en el flujo comercial. Esto demuestra cómo las relaciones bilaterales y las políticas proteccionistas pueden afectar directamente la prosperidad de las ciudades fronterizas, impactando empleos y la cadena de suministro.
Los retrasos en los cruces fronterizos y las advertencias a los transportistas por el idioma resaltan los desafíos logísticos y operativos que enfrenta la industria de exportación en Tijuana, más allá de las políticas arancelarias. La congestión en los cruces y las revisiones exhaustivas no solo aumentan los costos operativos y los tiempos de entrega, sino que también actúan como una barrera no arancelaria para el comercio. La mención de advertencias por el idioma a los conductores de carga, aunque no resulte en retiro de visas, añade una capa de complejidad burocrática y puede afectar la eficiencia del flujo transfronterizo. Estos obstáculos logísticos, combinados con la incertidumbre política, crean un entorno desafiante para las empresas que dependen del comercio con Estados Unidos, y la solución a largo plazo requiere una mejora sustancial en la infraestructura y los procesos fronterizos.
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