Por tercera ocasión en menos de siete días, jubilados y trabajadores de Petróleos Mexicanos en Jalisco llevaron a cabo una nueva manifestación este viernes, ahora frente a la clínica que la paraestatal tiene en Tlaquepaque. La protesta coordinada, convocada inicialmente por personal técnico de confianza molesto por la falta de aumento salarial, representa la escalada más reciente en una serie de movilizaciones que han mantenido en vilo las operaciones de Pemex en la entidad tapatía y evidencian el descontento generalizado entre el personal activo y retirado de la empresa petrolera.
Cronología de un conflicto creciente
Las movilizations iniciaron el viernes 31 de octubre cuando jubilados de la Sección 52 del Sindicato de Pemex cerraron el paso de pipas transportadoras de gasolina por al menos tres horas en las plantas Satélite, en Zapopan, y El Castillo, en El Salto. Esta acción de presión, que afectó directamente la cadena de suministro de combustibles en la región, tuvo como objetivo principal exigir «una atención médica digna, completa y con medicamentos» para los derechohabientes del sistema de salud petrolero.
La segunda protesta ocurrió el jueves 6 de noviembre, cuando el grupo inconforme volvió a manifestarse, manteniendo la presión sobre las autoridades de Pemex. Finalmente, este viernes muy temprano, trabajadores de confianza se presentaron para sumarse al plantón a las afueras de la clínica de Pemex en Tlaquepaque, combinando sus peticiones de mejora laboral con la demanda por mejores servicios médicos que inicialmente impulsaron los jubilados.
La crisis de salud: Foco principal del descontento
La inconformidad persistente entre trabajadores y jubilados de Pemex en Jalisco tiene sus raíces en meses de problemas acumulados en el sistema de salud. Los manifestantes han expresado su frustración por la falta de atención médica y medicinas en el único hospital de la paraestatal en la zona metropolitana destinado a atender a los trabajadores petroleros y sus familias, una situación que afecta particularmente a jubilados con condiciones crónicas que requieren tratamiento continuo.
La queja se extiende también a la ausencia de hospitales privados subrogados donde puedan ser atendidos, incumpliéndose lo establecido en el Contrato Colectivo de Trabajo para los casos en que no hay disponibilidad en hospitales de Pemex. Esta falla en el sistema de salud suplementario deja a los trabajadores y jubilados en una situación de vulnerabilidad médica que contrasta con los beneficios establecidos en sus contratos laborales.
Negociaciones y advertencias sindicales
Juan Carlos Cisneros Tule, líder sindical de la sección 52 de Pemex, ha estado al frente de las negociaciones con los administradores de la empresa, incluyendo una reunión clave el viernes de la semana pasada. Aunque el representante sindical expresó confianza en el resultado de estas negociaciones críticas, también emitió una advertencia clara: si los acuerdos alcanzados no son respetados por la empresa, los trabajadores y jubilados regresarían con cierres de mayor duración y con participación masiva de empleados y jubilados.
Esta postura refleja la estrategia sindical de combinar la disposición al diálogo con la capacidad de ejercer presión operativa cuando sea necesario. La mención específica a incrementar la escala y duración de las protestas sugiere que el movimiento cuenta con un plan de escalamiento preparado en caso de que las negociaciones no produzcan resultados satisfactorios para la base trabajadora.
Impacto operativo y perspectivas futuras
Las protestas recurrentes han comenzado a generar afectaciones operativas significativas para Pemex en Jalisco, particularmente con el cierre de plantas clave para la distribución de combustibles en la región. Esta táctica de presión sobre la infraestructura crítica de la empresa busca utilizar el impacto económico como palanca para acelerar la respuesta a las demandas laborales y de salud.
La persistencia del conflicto sugiere que las soluciones parciales o temporales ya no serán suficientes para calmar los ánimos entre trabajadores y jubilados. La combinación de demandas salariales del personal activo con reclamos de atención médica de los jubilados crea un frente unificado de presión que dificulta a la empresa abordar el problema de manera fragmentada, forzando una solución integral que responda a las necesidades de ambos grupos.
El escenario inmediato dependerá del cumplimiento de los acuerdos negociados y de la capacidad de Pemex para implementar mejoras tangibles en su sistema de salud en Jalisco. Mientras tanto, la empresa enfrenta el riesgo de que este conflicto local se extienda a otras regiones donde puedan existir quejas similares entre el personal activo y jubilado de la paraestatal.
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