Las vacaciones de Semana Santa son sinónimo de playa, sol y arena. Pero para muchas personas, la idea de quitarse la camiseta o lucir un traje de baño puede convertirse en una fuente de ansiedad. En una sociedad que constantemente impone estándares de belleza, el miedo al juicio ajeno y la vergüenza corporal pueden limitar el disfrute de un momento que debería ser sinónimo de libertad.
Para el psicólogo y especialista en autoestima, Jorge Martínez, esta inseguridad tiene raíces profundas: “Desde pequeños estamos expuestos a mensajes que nos dicen cómo debería lucir un cuerpo ‘aceptable’, nos bombardean con imágenes de cuerpos delgados y musculosos, lo que provoca que muchas personas se sientan inadecuadas si no encajan en ese molde”, explica.
Martínez señala que el primer paso para superar este miedo es cambiar la narrativa interna. En lugar de enfocarse en defectos percibidos, recomienda centrarse en lo que el cuerpo puede hacer y en el placer de disfrutar el mar. “No se trata de tener el cuerpo perfecto, sino de darte permiso para vivir. Al final del día, nadie está realmente juzgándote con el nivel de dureza con el que tú mismo lo haces”, puntualiza.
Las redes sociales han amplificado la presión estética, pero también han dado espacio a movimientos de aceptación corporal. Campañas como #BodyPositive han ayudado a muchas personas a abrazar su imagen sin miedo. “Ver a otros disfrutando de su cuerpo sin importar su tamaño puede ser muy liberador. Nos recuerda que la belleza no es uniforme y que la confianza es la clave para proyectarnos de manera positiva”, comenta Martínez.
Elige prendas cómodas
Otro aspecto fundamental es la elección de la ropa de baño. Optar por prendas que hagan sentir cómodo a quien las usa, en lugar de tratar de encajar en una tendencia, puede marcar una gran diferencia. “Si te sientes bien con lo que llevas puesto, la seguridad en ti mismo se refleja de manera natural”, asegura el especialista.
Martínez recomienda una técnica sencilla pero efectiva: observar la playa y darse cuenta de que hay cuerpos de todo tipo disfrutando sin preocuparse por los estándares impuestos. Afirma que, al final, lo más importante es recordar que las vacaciones son para relajarse, desconectar y vivir momentos felices. “La mejor actitud para enfrentarlas es soltar la autocrítica, darse permiso de gozar y recordar que la verdadera belleza está en la actitud con la que se vive cada experiencia”.


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