Crisis silenciosa: Birmex enfrenta rezagos en compras y distribución de medicinas para el sector público
El anuncio en abril pasado de la anulación de la compra consolidada de medicamentos y material de curación, ordenada por la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, abrió un capítulo inesperado en el abasto de insumos para hospitales públicos. Desde entonces, Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex) ha intentado tapar los huecos mediante 38 procesos de adquisición, sin lograr todavía un esquema que garantice el suministro continuo que demanda el sistema de salud pública mexicana.
El problema no es menor: de acuerdo con Enrique Martínez, director del Instituto Farmacéutico México (Inefam), aunque hasta junio se habían entregado cerca de 660 millones de piezas de medicinas, una parte importante no ha llegado a pacientes debido a los cuellos de botella en la distribución hacia clínicas y hospitales.
Claves desiertas y nuevas compras: un ciclo que no se cierra
Birmex ha tenido que modificar sobre la marcha los insumos a adquirir. Algunas claves inicialmente omitidas se incorporaron a petición de instituciones; otras, simplemente, se han declarado desiertas por falta de oferentes o incumplimientos contractuales. En las últimas semanas de julio, la paraestatal lanzó dos nuevas licitaciones para cubrir estas claves y para reemplazar contratos caídos por problemas logísticos o de entrega.
Pese a esto, alrededor de 100 claves siguen sin adjudicar, mientras 1,300 han sido aprobadas sólo parcialmente en adquisiciones complementarias. El escenario obliga a una carrera contra el reloj para garantizar el abasto correspondiente a 2025, aunque varias compras únicamente cubren necesidades de los primeros meses del año.
Los obstáculos ocultos: pagos atrasados, logística deficiente e información incompleta
El diagnóstico de Inefam revela anomalías que van más allá del proceso de compra:
- Órdenes de suministro con errores, con datos inconsistentes sobre las unidades médicas receptoras.
- Solicitudes equivocadas a proveedores, que reciben pedidos sin contar con el producto.
- Problemas administrativos que dificultan el cierre de contratos.
- Atrasos en pagos, principalmente del IMSS-Bienestar, con deudas acumuladas de administraciones anteriores.
Estos puntos han generado una creciente desconfianza entre proveedores, quienes dudan en participar en nuevas licitaciones si el historial de pagos sigue sin resolverse.
La distribución, eslabón crítico del abasto nacional
Martínez identifica un mayor desafío incluso que la compra: la distribución de medicamentos, especialmente en regiones donde antes eran los gobiernos estatales quienes administraban el consumo. Hoy, con la centralización del IMSS-Bienestar, el modelo exige entregar medicamentos uniformemente a miles de clínicas con necesidades radicalmente distintas.
El resultado ha sido un “atorón importante”, según las palabras del especialista, ya que la logística central no ha logrado replicar las rutas históricas y adaptadas que poseía cada estado.
Transformación institucional pone presión a Birmex e IMSS-Bienestar
El IMSS-Bienestar se ha convertido rápidamente en el segundo mayor comprador de insumos de salud en el país, pero enfrenta al mismo tiempo su propia reestructura: formalización laboral de trabajadores, absorción de hospitales estatales, estandarización de servicios y ahora, la necesidad de coordinarse con Birmex bajo un modelo aún en construcción.
Ante este panorama, la incertidumbre crece: ¿podrá el sistema garantizar el suministro oportuno de medicamentos para 2025 o se avecina una nueva crisis de desabasto?
Las claves del desafío sanitario que viene
- El sistema depende de que Birmex complete adquisiciones pendientes este mismo año.
- Sin una solución al rezago de pagos, la participación de proveedores podría disminuir.
- Se requieren ajustes urgentes en la red nacional de distribución.
- El IMSS-Bienestar debe generar información precisa y oportuna sobre las necesidades reales por región.
Con millones de pacientes que dependen de su tratamiento diario, el tiempo corre. El éxito o fracaso de esta carrera administrativa podría definir, silenciosamente, la calidad del servicio de salud pública mexicana en los próximos dos años.


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