El 2025 marca una tendencia sin precedentes: un retorno masivo de empresarios a las universidades. Este fenómeno no obedece únicamente al deseo de actualizarse tecnológicamente, sino a la búsqueda de enfoques humanos para catapultar la productividad. El objetivo es ambicioso: combatir la desigualdad, frenar la inflación y enfrentar la transición hacia cero emisiones netas.
Sin embargo, la productividad enfrenta retos históricos. Desde la crisis financiera global de 2007-2009, su crecimiento se ha ralentizado, especialmente en economías avanzadas. Los excesos de confianza en la tecnología y el desplazamiento del talento humano han limitado su potencial. Es en este contexto donde las aulas universitarias se convierten en un espacio clave para repensar los paradigmas organizacionales.
Productividad: más allá de la tecnología
Aunque las tecnologías de la Industria 4.0 prometen transformaciones profundas, solo el 30 % de las empresas logra escalar y mantener mejoras digitales de manera sostenible. Los líderes empresariales han identificado una deficiencia crítica: la desconexión con las personas.
¿Qué se busca solucionar en las aulas?
- Reposicionar a las personas como eje central de las operaciones.
- Fomentar culturas organizacionales centradas en el humanismo.
- Desarrollar líderes capaces de ofrecer retroalimentación efectiva y continua.
Un estudio reciente reveló que solo el 13 % de las organizaciones capacita a sus líderes para dar retroalimentación orientada al desarrollo. Además, menos del 20 % reconoce consistentemente los logros de los empleados, tanto a nivel individual como en equipo. Estas carencias han creado un entorno donde el talento se siente invisibilizado.
Las universidades como catalizadores de cambio
El regreso a las aulas no solo implica aprender nuevas herramientas tecnológicas, sino también redescubrir la importancia de la gestión holística. Las universidades están impulsando un enfoque más humano, que combina liderazgo participativo, cultura organizacional sólida y estrategias de crecimiento continuo.
Las instituciones académicas ahora enseñan cómo equilibrar la innovación tecnológica con la conexión emocional. Reconocen que las personas son el motor detrás de cualquier avance organizacional sostenible. Esta filosofía impulsa a empresarios y líderes a replantear sus prácticas desde una perspectiva más humana.
¿Cómo puede la productividad transformar el futuro?
Las organizaciones que aplican prácticas de mejora continua y experimentación rápida pueden aumentar su productividad hasta en un 25 %. Sin embargo, muchas empresas descuidan estos procesos básicos, como realizar controles frecuentes y multidimensionales con los empleados.
Impactos positivos de la productividad bien gestionada:
- Incremento de la satisfacción del cliente en un 10 %.
- Reducción de emisiones de CO₂ en un 20 %.
- Retención de talento mejorada en un 25 %.
Estas mejoras, además de ser rentables, posicionan a las empresas como líderes en sostenibilidad y bienestar organizacional.
El regreso a lo esencial: las personas
El retorno universitario de los empresarios no solo representa un esfuerzo por adoptar nuevas tecnologías, sino un reconocimiento de que el futuro de las organizaciones depende de la conexión con el talento humano. Al priorizar la satisfacción, el desarrollo y el reconocimiento de los empleados, las empresas pueden transformar su cultura y alcanzar niveles excepcionales de productividad.
La clave está en ver más allá de las métricas superficiales y redescubrir el valor que las personas aportan. Este enfoque puede ser la solución para superar los desafíos económicos actuales y construir un futuro empresarial sostenible.
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