El sistema político mexicano se prepara para un cambio trascendental con la discusión de la reforma electoral en el Congreso de la Unión entre febrero y abril de 2024. Esta propuesta plantea modificaciones que no solo reconfigurarán las instituciones, sino que también tendrán un impacto profundo en los partidos políticos, particularmente en la ya debilitada oposición.
Los cambios más significativos incluyen la eliminación de 200 diputados y 64 senadores plurinominales, la regulación del financiamiento a partidos y la eliminación de la reelección en todos los cargos de elección popular. Además, se busca transformar al Instituto Nacional Electoral (INE), lo que obligará a los partidos a adaptarse o desaparecer.
El golpe a los partidos opositores
Uno de los aspectos más polémicos de la reforma es la eliminación de los plurinominales, que durante años han servido como refugio para dirigentes de partidos que no logran construir bases en territorio. La oposición, que incluye al PAN, PRI, PRD y otros partidos minoritarios, tendrá que adaptarse a una nueva realidad en la que dependerá de su capacidad para movilizar a los ciudadanos, algo que históricamente no han sabido hacer.
- PAN: Bajo el liderazgo de Jorge Romero, el partido enfrenta el reto de renovarse, pero las acusaciones de favorecer a círculos cercanos complican su credibilidad.
- PRI: Alejandro “Alito” Moreno continúa al frente de un partido debilitado que parece más enfocado en sobrevivir que en competir.
- Movimiento Ciudadano: Es, según analistas, el partido con mayor posibilidad de adaptarse gracias a su enfoque en conectar con las nuevas generaciones y construir una narrativa más fresca.
Nuevos jugadores: los partidos emergentes
La reforma electoral también abre la puerta a la aparición de nuevos partidos políticos. Sin embargo, los requisitos para obtener registro son estrictos:
- Celebrar asambleas en al menos 20 estados o 200 distritos electorales.
- Afiliar a 256,029 ciudadanos, equivalente al 0.26% del padrón electoral.
Entre los grupos con posibilidades destacan:
- Xóchitl Gálvez: Su capital político podría permitirle formar una nueva fuerza si mantiene el apoyo ciudadano.
- México Republicano y Viva México: Agrupaciones lideradas por figuras de derecha como Juan Iván Peña Neder y Eduardo Verástegui, con presencia regional pero retos a nivel nacional.
- Frente Cívico Nacional y PRD: Aunque intentan reconfigurarse, sus dirigentes enfrentan el desafío de demostrar que pueden ganar elecciones sin depender de alianzas.
Una oposición aún más fragmentada
La aparición de nuevos partidos podría terminar por diluir aún más a la oposición. En lugar de fortalecer un bloque competitivo, los partidos emergentes y las fuerzas tradicionales podrían disputarse los mismos distritos rentables, reduciendo sus posibilidades de éxito en elecciones locales y federales.
Si no surge una fuerza ciudadana con propuestas frescas y liderazgo auténtico, la oposición corre el riesgo de convertirse en testimonial, con cúpulas que subsisten únicamente de los pocos recursos públicos que logren obtener.
El futuro político de México
La reforma electoral no solo transformará la estructura institucional del país, sino que también redefinirá las reglas del juego político. Para Morena, este escenario representa una ventaja estratégica, ya que la fragmentación de la oposición le permite consolidar su hegemonía.
Sin embargo, para los partidos de oposición, el futuro luce incierto. Su supervivencia dependerá de su capacidad para adaptarse, construir bases sólidas en territorio y conectar con una ciudadanía cada vez más exigente.
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