El jueves pasado, la Cámara de Diputados aprobó una reforma al Artículo 21 Constitucional, otorgando nuevas atribuciones al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch. Por unanimidad, los 441 legisladores presentes respaldaron una medida que no solo fortalece la posición del titular de la SSPC, sino que también señala un cambio en la estrategia de seguridad nacional: la era de los abrazos ha quedado atrás.
La aprobación dio paso a la primera gran acción bajo este nuevo marco: la Operación Enjambre, un operativo que puso en evidencia el arraigo del crimen organizado en los municipios.
La Operación Enjambre: Resultados contundentes
La Operación Enjambre, liderada por García Harfuch, se centró en el Estado de México, logrando capturas significativas de funcionarios municipales vinculados al crimen organizado, específicamente a la Nueva Familia Michoacana (NFM).
Entre los detenidos destacan:
- María Elena “N”, presidenta municipal de Amanalco.
- Armando “N”, director de Seguridad Pública de Amanalco.
- Ellery Guadalupe “N”, director del DIF de Tonatico.
- Otros altos mandos de municipios como Naucalpan, Ixtapaluca, y Texcaltitlán, donde un funcionario se suicidó antes de ser arrestado.
Este operativo no solo expone la corrupción en los niveles locales, sino que envía un mensaje claro: el crimen organizado no quedará impune.
Una lucha más allá de los colores partidistas
Un aspecto notable de la Operación Enjambre es que los detenidos provienen de diversos partidos políticos, como Morena, PAN, PRI y Movimiento Ciudadano. Esto desmantela la percepción de una posible vendetta política, posicionando al operativo como un esfuerzo imparcial y enfocado en la justicia.
Esta acción pone en evidencia que la infiltración del crimen organizado no distingue ideologías políticas, sino que aprovecha las debilidades estructurales del poder municipal.
Lecciones del pasado: Evitar el “efecto Michoacanazo”
A pesar del éxito inicial de la Operación Enjambre, la historia nos advierte de los riesgos de quedarse a medias. Ejemplos como el «michoacanazo», operativo realizado hace dos sexenios, demuestran que sin seguimiento, las victorias iniciales pueden convertirse en cambios temporales.
- Inteligencia constante: Es crucial mantener el flujo de información para evitar que los vacíos de poder sean ocupados por nuevos líderes criminales.
- Coordinación interinstitucional: La colaboración entre niveles de gobierno y corporaciones de seguridad es esencial para asegurar resultados duraderos.
- Fortalecimiento municipal: Más allá de los operativos, es necesario reforzar las instituciones locales para impedir futuras infiltraciones del crimen organizado.
Un cambio en la estrategia de seguridad nacional
La reforma al Artículo 21 y la Operación Enjambre marcan un distanciamiento claro de la estrategia de abrazos, no balazos de la administración anterior. La presidenta Claudia Sheinbaum, junto con García Harfuch, está trazando un camino que prioriza la acción directa y la pacificación real del país.
- Más atribuciones: Con la reforma, García Harfuch ahora tiene potestad para investigar delitos e implementar prisión preventiva.
- Enfoque en lo local: La lucha contra el crimen comienza en los municipios, donde la ausencia del Estado ha permitido el arraigo del crimen organizado.
- Prioridades nacionales: Estados como Sinaloa, Michoacán, Jalisco y Guerrero enfrentan retos aún mayores, pero la Operación Enjambre establece un precedente.
Retos pendientes para garantizar la paz
Aunque los resultados iniciales son alentadores, el camino hacia la pacificación de México es largo y complicado. Entre los retos pendientes destacan:
- Desmantelar estructuras criminales: Atacar no solo a los líderes visibles, sino a las redes operativas que sostienen al crimen organizado.
- Reforma de las policías locales: Profesionalizar y capacitar a los cuerpos de seguridad municipales para que sean resistentes a la corrupción.
- Fortalecer la confianza ciudadana: Comunicar de manera efectiva los avances en seguridad para reconstruir la confianza en las instituciones.
Conclusión: Un paso firme, pero no definitivo
La Operación Enjambre es un primer paso prometedor en la nueva estrategia de seguridad nacional. Sin embargo, garantizar la paz y la tranquilidad para millones de mexicanas y mexicanos requerirá un compromiso sostenido, con operativos efectivos, coordinación institucional y atención a las raíces sociales y económicas del crimen.
Con la reforma al Artículo 21, García Harfuch tiene el respaldo legal y político para liderar esta transformación. Ahora, la tarea es mantener el impulso y demostrar que este cambio de estrategia puede marcar una diferencia real en la seguridad del país.
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