Una nueva pelea entre taxistas del Aeropuerto Internacional de Cancún encendió las alarmas este fin de semana, luego de que operadores de las terminales 3 y 4 protagonizaran un enfrentamiento ante la mirada de decenas de turistas que recién habían arribado al destino.
Videos difundidos en redes sociales muestran empujones, gritos e incluso golpes entre los choferes, quienes presuntamente se disputaban la captación de pasaje. Lo más preocupante: elementos de la Guardia Nacional estuvieron presentes, pero no intervinieron para detener la riña ni para proteger a los visitantes que se vieron atrapados en medio del conflicto.
Según versiones preliminares, la confrontación se habría originado por desacuerdos en la operación de servicios de transporte en el recinto aeroportuario, una problemática que se ha vuelto recurrente ante la falta de regulación efectiva y la existencia de múltiples grupos con intereses gremiales enfrentados.
Este incidente no es un caso aislado. Desde hace años se vienen registrando fricciones entre taxistas y conductores de plataformas digitales como Uber, pero ahora el conflicto escaló incluso entre los mismos taxistas. La falta de orden, vigilancia y control institucional ha generado un clima de impunidad que permite que estos episodios se repitan sin consecuencias.
Lo ocurrido este viernes daña severamente la imagen de Cancún, el destino turístico más importante del país. La percepción de inseguridad y desorden a la llegada deja una primera impresión negativa para miles de viajeros internacionales.
Por ahora, no se reportaron personas detenidas ni lesionadas y tampoco ha habido una postura oficial por parte del Instituto de Movilidad de Quintana Roo ni de las autoridades del aeropuerto
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