La pausa de 30 días en la imposición de aranceles acordada entre México y Estados Unidos es un respiro momentáneo para la relación comercial entre ambos países. Sin embargo, más allá de los términos económicos, este acuerdo pone a prueba la capacidad de cooperación bilateral en temas críticos como seguridad, migración y narcotráfico.
Desde México, el reconocimiento explícito de que existe un problema real de tráfico de fentanilo representa un cambio de postura con respecto a la administración anterior. La negación del problema y la estrategia de no confrontación con el crimen organizado generaron una percepción de tolerancia, algo que ha sido duramente criticado dentro y fuera del país.
Pero la cooperación debe ir en doble sentido. Si bien México debe fortalecer sus acciones contra el crimen, Estados Unidos también debe asumir su responsabilidad en el consumo de drogas y la distribución interna de estupefacientes.
Trump y su discurso de confrontación
Desde su campaña y ahora en su nueva administración, Donald Trump ha mantenido un discurso duro contra México, atribuyéndole los problemas de drogas y migración de EE.UU..
- Acusaciones sin pruebas: La Casa Blanca ha señalado una supuesta alianza entre el gobierno mexicano y el crimen organizado, algo que carece de fundamento y que solo tensa la relación bilateral.
- Ignorar la demanda interna: Mientras EE.UU. exige detener el tráfico de fentanilo, las redes de distribución siguen operando con aparente impunidad dentro de su territorio.
- Utilizar a México como chivo expiatorio: Cada crisis interna en EE.UU. suele ir acompañada de una retórica anti-México, utilizada con fines políticos para ganar apoyo electoral.
A pesar de ello, México no se ha intimidado en esta negociación. La postura de Claudia Sheinbaum ha sido firme y ha logrado que se mantenga el diálogo sin aceptar condiciones injustas.
Seguridad, narcotráfico y cooperación real
El problema del narcotráfico y la violencia en México no es solo un tema de política interna, sino un desafío regional que debe abordarse desde la cooperación.
- México ha intensificado la captura de criminales y aseguramiento de drogas.
- La seguridad en zonas controladas por el crimen organizado sigue siendo un reto.
- EE.UU. debe hacer más para frenar el consumo y el tráfico interno de drogas.
La tregua en los aranceles debe servir como una oportunidad para fortalecer la cooperación en materia de seguridad. De lo contrario, será solo un paréntesis antes de nuevas tensiones.
Conclusión: un respiro que debe aprovecharse
México y EE.UU. han logrado una pausa, pero el reto ahora es construir una relación basada en la cooperación real.
- tráfico de fentanilo y la violencia deben abordarse con responsabilidad compartida.
- México no puede permitir que EE.UU. dicte la agenda sin pruebas ni acuerdos justos.
- Si no hay avances concretos en seguridad y comercio, la tregua arancelaria será temporal.
Las próximas semanas serán clave para definir si este acuerdo es el inicio de una nueva etapa de entendimiento o solo una pausa en una relación cada vez más tensa.
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